Un individuo totalmente
opuesto atrae y despierta mucha curiosidad. “En
primera instancia se puede establecer un vínculo con una persona de otro país o
que reside en el mismo sitio que uno, y que responde a otra raza, cultura o
religión, y que a
primera vista puede resultar seductor e interesante, pero de a
poco pueden ir surgiendo inconvenientes que hay que contemplar sin eludirse y
sin miedo a afrontarlos en caso de que la relación revista seriedad”,
sostiene la psicóloga y especialista en temas de pareja, la española Lidia
González Romero.
Los
choques culturales son una realidad y muchas personas los pasan de vista sin
darles la importancia que merecen. “Muchas de las discusiones que se generan
en una pareja intercultural pueden responder a diferencias en las costumbres.
Aunque no lo parezca, la entonación, el lenguaje y las expresiones que en un
sitio significan una cosa, para otra persona tienen otro significado opuesto.
Las malas interpretaciones están a la orden del día y hay que ser muy tolerante
y paciente para saber discriminar y atender con responsabilidad cuando éstas se
presentan. Hay que hacerles frente y no dejarse atribular por ellas”,
explica la especialista.
La comprensión y la negociación son factores claves para activar. “Estas
personas deben procesar varios duelos: la pérdida de la familia, de la lengua
materna, la cultura, los paisajes, el acento, entre otros componentes que son
obstáculos que hay que entender, aceptar y asimilar.
Aprender a comunicarse puede resultar más arduo que para parejas que
provienen de un mismo entorno cultural, pero si el amor existe, hay que hacer el
esfuerzo ya que valdrá la pena.
No exasperarse ante la primera barrera que se origina en relación al lenguaje”,
explica la experta.
Recomendaciones para parejas interculturales
1.- No hacer comentarios discriminatorios acerca de la nacionalidad de la otra
persona.
2.- No resaltar las palabras que significan algo diferente y hasta ofensivo en
el lenguaje del compañero. Hay que aprender de a poco a asimilarlas con
naturalidad.
3.- Apreciar las diferencias culturales y los diversos puntos de vista ya que
son muy valiosos para tomar decisiones más enriquecedoras y fructíferas.
4.- Hay que ser flexible para adaptarse lo mejor posible a la convivencia con
otra persona que es muy distinta. “La rigidez solamente hará que se
intensifiquen aún más las diferencias y que no se sea capaz de valorar al otro
con sus virtudes y sus defectos. La aceptación es parte del compromiso y del
amor que se debe profesar una pareja”, finaliza diciendo la especialista.
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