Actuar con rapidez es lo más conveniente en este caso y no esperar a que la
situación sea realmente irrecuperable.
En cuanto se advierta que no se podrán
pagar los próximos meses de deuda contraída con la entidad bancaria, lo mejor es
acudir al banco y plantear el problema para intentar negociar las condiciones y
las cuotas. Entre las alternativas que se suelen implementar, se encuentran:
1.- Extender el plazo de amortización del
préstamo hipotecario: intentar ampliar
la hipoteca a más años para que las cuotas mensuales se reduzcan. Aunque al
final se termina pagando un valor superior al acordado en primera instancia, en
casos como este, es una de las soluciones con las que se puede contar para poder
seguir pagando.
2.- Carencias: muchas entidades pueden facilitar un plazo que implica el no
pagar por un tiempo específico o pagar solamente intereses. Esto hace que el
cliente pueda disponer de un tiempo de gracia hasta que su condición económica
mejore y pueda seguir pagando la deuda.
3.- Intentar alquilar o vender la casa por el importe de la cuota mensual o
similar, hasta que la situación económica mejore y se puede seguir pagando el
préstamo hipotecario sin problemas.
4.- Dación en pago: en muchos países, es posible entregar las llaves de la
vivienda al banco si ya no se puede pagar la hipoteca, pero en otros, esta
opción no es válida salvo que exista una cláusula muy específica en el contrato
que se ha hecho al firmar la hipoteca que contemple esta posibilidad.
Alertas ante los embargos
1.- En general, el proceso de embargo se hace efectivo cuando se dejan de pagar
entre tres y seis cuotas de hipoteca.
2.- Una vez en marcha el proceso, el juzgado reclama el total de la hipoteca y
no los meses adeudados. También se debe sumar al valor un 25% de interés.
3.- Al año de haber iniciada la demanda, el juzgado pondrá una fecha para
subastar la propiedad. El cliente, si tiene el dinero, todavía está a tiempo de
saldar la deuda y si la casa se vende en la subasta por un valor inferior a la
deuda, el cliente deberá hacer frente a lo que quede por saldar.
La primera acción que se debe contemplar es la de acudir al banco y exponer el
problema abiertamente ya que ambas partes están interesadas en que se pueda
seguir pagando la deuda.
La negociación y la buena predisposición de ambas partes son aspectos
fundamentales para poder llegar a un acuerdo del que nadie salga demasiado
perjudicado.
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