Chales y chalinas, seducción y elegancia

Chales y chalinas no hablan, pero son estandartes de la seducción femenina, pues los hombros de una mujer, forman parte del juego de acercamiento visual. Pero ¿cómo hacer para lucirlos con elegancia?.

Esta
prenda, femenina por excelencia, cubre con suavidad y deja
ver -en todo su esplendor- la sensualidad de los hombros. El chal se presta a
esa forma de vestir provocativa y distinguida que incluye movimientos y
miradas, glamour y timidez, según el momento, según el lugar…

¿Cómo ubicar al chal en una época determinada?…la
respuesta incluye una conclusión: el chal nunca pasa de moda. Con el correr del
tiempo, ese juego de seducción permanece intacto y con él, esta prenda. Desde
épocas antiquísimas, hasta la actualidad, salvo por texturas y colores, no ha
cambiado, y pronosticamos…nunca cambiará.

Existe una gran variedad de chales y chalinas. Desde los echarpes y
fulares, hasta los tradicionales mantones y pañoletas, para diferentes edades,
gustos y necesidades, este accesorio, se ha convertido en uno de los toques de
elegancia más efectivos.

Variantes
del chal

-El echarpe:
se utiliza en ocasi
ón de fiestas. Existen variedades muy costosas.

Mantón de Manila:
es el más tradicional. Bordado en
seda y adornado con largos y suaves flecos,
siempre queda fantástico.


-E
l chal
de Ca
shmere
(o casimir)
es el más antiguo.
Tiene mucho movimiento,
y
no pasa de moda.

En realidad, según la opinión de los diseñadores de
primer nivel, el chal es un elemento que permite a la mujer -de cualquier edad,
pero sobre todo la mayor- trasmitir
toda su sensualidad y elegancia y de hacer ver al otro su intención, su estado
de ánimo y de despejar su rostro para mostrar su verdadera belleza.

No existe una ocasión especial para usar un chal, y por más
que parezca una prenda exclusiva de esos “grandes eventos”, una puede darse
cuenta de que, en realidad, queda bien en los momentos más rutinarios y
“comunes”.

Queda bien y junto a un vestido largo, un pantalón o una falda,
el chal combina a la perfección. Deja por un momento tu chaqueta en el armario
y sustitúyela por una agradable pieza que sabrá resaltar todo tu encanto y
belleza.

Y, para protegerte del frío y disfrutar de toda la
comodidad, desliza sobre tus hombros una amplia pañoleta.
Elige materiales
abrigados, como lana o paño y sal a pasear en una tarde
noche fría.

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