Quienes
sienten este temor se caracterizan por presentar un rechazo exagerado a todo
tipo de ataduras.
“No
solamente nos podemos referir a las
relaciones amorosas, sino a las afectivas y
al vínculo que se establece con el trabajo y también con el hogar. Son personas
que no se sienten cómodas cuando hay señales de permanencia y pertenencia”,
explica la psicóloga uruguaya Ángela Latorre Vibar.
Perfil de los que temen al compromiso
· Son
seductores y tienen
como objetivo enamorar al interlocutor, pero cuando sienten que una relación se
pone seria, huyen despavoridos.
· Escudan su actitud
manifestando que se tiene una exagerada independencia, la cual es considerada
tan valiosa como lo es la propia vida.
· Se niegan a dar datos
concretos sobre sus vidas y la excusa es que son personas reservadas.
· Jamás presentan a amigos
ni familiares. “No toleran desvelar información sobre el entorno cercano.
En muchas ocasiones es porque tampoco están seguros de cuánto tiempo mantendrán
las amistades que se tienen o hasta cuándo se seguirá viendo a los familiares.
No quieren crear lazos ni que sus parejas creen lazos con la gente que conforma
su vida”, sostiene la profesional.
· Evitan a toda costa hablar
de futuro. “No quieren saber qué les deparará el mañana en cuanto a
desarrollo laboral.
Tampoco hablan sobre
convivencia ni mucho menos matrimonio y cuando intuyen que se acerca un
comentario al respecto salen corriendo”, explica Latorre Vibar.
Si
inevitablemente se está en una relación de pareja con alguien temeroso a la hora
de formalizar, “lo primero que hay que saber analizar es qué grado de falta
de compromiso tiene la persona.
Hay quienes tienen miedo, pero éste puede ser revertido con trabajo y mucha
paciencia. Hay otros casos que son crónicos y se necesita mucho tiempo y
análisis para poder transformar un patrón de conducta tan enraizado”,
argumenta la especialista.
Qué
hacer con los que tienen miedo al compromiso
· Si se advierten
características del perfil mencionado con antelación, hay que enfrentar al
individuo antes de que sea uno el perjudicado por culpa de una relación con la
que no se llega a nada.
“Si los propios intereses se contraponen con la conducta de la pareja hay que
hablar y ver hasta dónde uno y otro pueden ceder”, aconseja la psicóloga.
· Es importante saber si
ambos están interesados en la relación. “El amor mutuo es lo único que puede
hacer que se realice esta transformación.
Si hay interés y se pone de ambas partes para modificar aspectos que se tienen,
se podrá lograr un compromiso, pero esto es de a poco. Los cambios se irán
viendo lentamente y lo que nunca hay que hacer es discutir por esto o querer
agilizar etapas”, recomienda Latorre Vibar.
· Organizar metas a cumplir.
“Cuando la persona es muy reacia a presentar a sus familiares o amigos se
puede ir de a poco intentando una introducción.
Apuntar por semana el objetivo que se desee conseguir: visitar a los padres, la
semana siguiente a algún amigo y así. De a poco se podrá ir avanzando”,
finaliza diciendo la experta.
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