Vivir en pareja o casarse es una de las realidades más complejas que tiene que
enfrentar un ser humano. Para bien y para mal hay que aceptarse con las
diferencias y con las semejanzas que se tengan.
“La convivencia tiene su costado grato e ingrato. Cada uno ha nacido en un seno
familiar diferente con todo lo que eso implica y cuando se es mayor, esos dos
seres tan distintos se juntan y deciden fusionarse.
No es nada sencillo y hay que armarse de valentía y tolerancia para poder
respetarse sin llegar a convertir cada día en una pelea interminable”,
sugiere la psicóloga española María Isabel Cuervo.
En una pareja indefectiblemente se establecen roles. “Así como cada uno tiene
un papel que desempeña con respecto a las labores diarias, también se establecen
con claridad los roles emocionales que se desarrollan.
Cuando las conductas ya son parte de la
rutina diaria
es complejo, pero no
imposible modificarlas.
Las mujeres siempre se quejan de que son ellas quienes tienen que resignar
cosas, son más atentas y prestan más atención a los hombres, son las que piden
perdón tras una discusión o son las que dan el brazo a torcer cuando hay una
discrepancia.
Lo que hay que lograr es un equilibrio y hacerle ver al otro cuáles son las
propias necesidades”, argumenta la profesional.
Cómo combatir la desigualdad en la pareja
·
Para que las relaciones prosperen cada integrante debe poner de su parte.
“Cuando se origina inestabilidad en este sentido es porque algo está fallando.
Cada uno debe mantener su personalidad, pero el vivir juntos también significa
negociar para que no se pierda la armonía que los ha unido”, comenta la
experta.
·
A veces es mejor no ceder. “Para que el otro aprenda y ambos crezcan, a veces
el que siempre cede debe mantener su postura y esperar a que el otro reaccione.
Tarde o temprano la realidad tendrá que cambiar si se tiene un proyecto en
común”, opina Cuervo.
·
La comunicación es la base de todo. “No se puede esperar que el otro adivine
lo que uno necesita. La mujer piensa que hay cosas implícitas que el hombre
tiene que reconocer, pero éste no funciona así.
Si se pretende conseguir algo del otro hay que decirlo muy claro ya que la otra
persona puede haber estado toda su vida acostumbrado a vivir de una manera o
vivía solo, lo cual justificaría muchas de las actitudes que manifiesta”,
explica la terapeuta.
·
Roles: tenerlos es muy positivo, pero a veces hay que ser flexible para no
volverse intolerante ni obsesivo con las cosas. Intercambiar las tareas y
repartirlas es también conveniente sobre todo cuando se tienen niños”, expresa
Cuervo.
·
Acuerdos: para evitar inconvenientes, lo mejor es antes de la convivencia
apuntar las tareas que cada uno desempeñará.
“Esto es útil para saber lo que cada uno es capaz de aportar en pos de la
relación y expresar en ese momento las objeciones pertinentes”, finaliza
recomendando la profesional.
Natalia Fernández, autora del
libro “Recuperar
Mi Matrimonio”, te ofrece consejos y herramientas para ayudar a las parejas
en el desarrollo de
una buena
comunicación y la resolución de los conflictos que muchas veces llevan a la
separación. Encuéntralo haciendo
clic aquí