Cristina
e Inés, intercambiando opiniones con Daniel y Daniel Aníbal; Gloria, Alicia y
Silvia, sonriendo junto a Micaela y Marta; y Rocco junto a Susy, Chiche y Mary,
son algunos de los que disfrutaron del momento. Un bar con la vista oblicua al
obelisco, diez mesas juntas, varios cafés, muchas gaseosas, algunas medialunas,
muchos amigos.
Algunas
soledades olvidadas, mucha compañía. “Viste que hoy somos más”, exclama
Marta, una de las organizadoras de estas reuniones que enaltecen el espíritu
adoptado en el comienzo de este proyecto. Esa frase abre quizás una puerta…
Cada
vez son más los amigos de En Plenitud, que se animan a formar parte de esta
sociedad de cafés, palabras, sonrisas y buena compañía.
Nadie
se hubiera dado cuenta de que hora era, sino por la caída de la noche que se
asomaba por la ventana, y el poco movimiento en el micro centro porteño. La
charla se había extendido en términos de tiempo, pero el momento hizo que las
agujas corrieran más rápido… “Uy! mirá que hora es”, deslizó alguien
por tercera vez en la noche.
Desde
lejos un murmullo, desde cerca, historias de viajes, política, amor, salud,
dinero; todos los temas, cada uno compartiendo sus vivencias con el otro.
Proyectos: “seria bueno organizar viajes o actividades juntos”, propuso uno
de los integrantes de las 10 mesas.
“Viste
que hoy somos más”, había exclamado Marta refiriéndose a la cantidad de
gente presente…había acertado… ellos, realmente eran más, pero más
conocidos, más compañeros, más animados, más amigos…más grupo.
Si
la amistad es una larga cadena, entonces podemos afirmar que el viernes se agregó
el segundo eslabón…esto recién empieza y no se espera que termine. Son los
amigos de En Plenitud, amigos para toda la vida…
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