Añorar situaciones pasadas, sentir dolor por determinadas circunstancias que
parecen no quedar atrás o preocuparse por lo que deparará el mañana son
conductas muy habituales, pero que lastiman y condicionan el día a día de una
persona.
“Es normal de vez en cuando pensar en lo que ha sido de nuestra vida o en los
planes futuros que tenemos, pero cuando se hace habitual es recriminarse por
ciertas conductas y hay heridas que parecen no haberse cerrado, hay que intentar
hacer algo al respecto para poder limpiar la mente y el corazón”, reflexiona
la psicóloga española Mar Blanco Padilla.
Claves para relajar la mente y disipar los problemas:
1.- El pasado no necesariamente ha sido un tiempo mejor. “La actitud positiva
es fundamental. Por más poco que se tenga hay que apreciarlo y disfrutarlo.
Sin duda alguna, si se mantiene la perspectiva en el presente y si se
concentra la atención en realzar la realidad actual, de a poco lo que ha quedado
atrás encontrará su sitio adecuado y ya no será necesario darle más importancia
de la que realmente tiene.
Hay que intentar por todos los medios darle el verdadero lugar al pasado sin
que éste tenga privilegios porque ya no hay espacio físico ni mental para él”,
relata Blanco Padilla.
2.- Relajar la mente haciendo deporte. “Establecer una rutina y respetarla
siempre. Esto ayudará a aliviar las tensiones y no vivir tan pendiente de
obsesiones pasadas.
Hacer actividad física cuando se está muy abrumado mentalmente ayuda
muchísimo a mejorar el estado de ánimo, a oxigenarse y a darle a los problemas
el peso que realmente tienen”, comenta la especialista.
3.- Reforzar la autoestima. “Quererse, valorarse y respetarse son tres claves
que van unidas y que deben activarse si se desea darle un cierre al pasado.
La autoestima se puede elevar realizando alguna actividad placentera como por
ejemplo dibujar, pintar, o dedicarse a algún hobby que haya quedado en el
olvido, pero que ayude a descubrir la verdadera esencia de la persona, que lo
transporte a su mundo interior y haga que lo que está oculto, brille y
contribuya a dar ganas de seguir haciendo cosas.
El pasado se verá pequeño y el presente inmenso. Solamente es cuestión de
proponérselo”, destaca Blanco Padilla.
4.- La mejor manera práctica de dejar el pasado de lado es afrontando todo
aquello que sea una perturbación.
“Enfrentar los propios fantasmas es necesario si éstos impiden el normal
desarrollo cotidiano, si afecta a las relaciones sociales afectivas o amorosas y
si hace que la personalidad se transforme a punto tal de convertirse en otra
persona. Si esto ocurre hay que cerrar todo aquello que aún sigue abierto y que
no corresponde al momento actual”, explica la psicóloga.
5.- A veces es muy importante destruir recuerdos, regalar obsequios, cambiar el
número de teléfono o de casa para desprenderse de todo aquello que ate al pasado
y que dañe el presente.
“Estos pequeños símbolos externos son el comienzo de un cambio interior mucho
más complejo y profundo”, opina la experta.
6.- Volver al pasado es imposible. “Por más que se desee regresar a un sitio,
recuperar un viejo amor o decir todo aquello que quedó inconcluso es imposible.
Todos cambian en todo momento. La gente no es la misma que ayer. Cada persona
está en permanente y constante cambio. Hay que entender que por más que se añore
un pasado ya perdido, nada volvería a ser lo mismo si se consiguiera semejante
hazaña”, reflexiona Blanco Padilla.
MSc. Minor Vindas C., Máster en Orientación Familiar, es autor de “Superar
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