El tener algún problema no
sólo preocupa por dentro sino que también se refleja en el rostro y en el
comportamiento habitual.
“El tener inconvenientes
es algo que le pasa a todo el mundo, lo que diferencia a cada uno es la manera
en la que ese problema afecta y disminuye la propia capacidad para seguir
adelante”,
comenta la psicóloga española María Alfonso.
Consejos
claves para el buen humor:
· Mirar la realidad
desde un punto de vista positivo. “Si ésta no se puede modificar, lo mejor es
transformar la propia mirada sobre ella.
A veces una visión más calma y menos exigente ayuda a bajar la tensión y las
cosas saldrán sin duda mucho mejor”, aconseja la profesional.
· Detrás de una
persona
malhumorada se puede esconder la frustración, la debilidad, el miedo.
“Habría que descubrir cuáles son las cosas que hay en la vida de cada uno con
las que se está en desgano y de este modo, al darse cuenta de lo que disgusta se
podrá intentar solucionar estos procesos negativos”, recomienda la
especialista.
· Ser amable con el
entorno. “Nada peor que un individuo que siempre está de mal genio ya que se
contagia muy rápidamente y es inútil.
Los problemas no se resuelven porque se tenga mal humor. El tratar bien a la
gente hace que a uno lo traten también del mismo modo.
Siempre se encuentran las soluciones y las respuestas desde una postura positiva
nunca desde un sentimiento negativo”, explica la terapeuta.
· La sobre exigencia
es un mal de esta sociedad. “Hay que intentar establecer un límite lógico.
Los niños lo logran muy bien.
Tienen una envidiable capacidad de desconexión para no vivir preocupados y
enfermos. Los adultos también tenemos que tener la habilidad suficiente para
poder hacer lo mismo.
Las preocupaciones puede que sean importantes y graves, pero merecemos no estar
las 24 horas del día sufriendo y lamentándonos.
Tenemos todo el derecho de ser felices aunque sea por unos instantes. El poder
ejercitar este derecho es trascendente y ayudará mucho en la búsqueda de
soluciones a los conflictos.
Hay que permitirse la flexibilidad, el disfrute, el descanso entre tantos
inconvenientes que se nos presentan”, sugiere la experta.
· Identificar las
pequeñas cosas o actitudes que hacen que se experimente el mal humor. Evitarlas
de ser posible para que no fastidien el día.
·
Aprender a sonreír, aunque no se esté acostumbrado a hacerlo. La risa alivia
las tensiones y automáticamente predispone a sentirse mejor y a recibir sonrisas
lo cual es una terapia de gran ayuda.