La búsqueda constante de la
juventud hace que llegada determinada edad una
persona comience a cuestionarse algunas situaciones.
“Existe una compulsión a vanagloriar la imagen y el físico como dos factores
claves que conforman la juventud.
Esta exagerada valoración hace que el individuo tenga dificultades en
asumir
su edad y comience a encontrar excusas para no asumirla en todo su significado”,
comenta el psicólogo español Ernesto Fernández Civaglia.
A tener en cuenta:
·
Cuidarse está muy bien, pero hay que saber establecer un límite. “Mantener
una conducta obsesiva con el cuidado del cuerpo puede ser contraproducente a tal
punto de enfermar el cuerpo y la mente”, sostiene el profesional.
·
El no asumir la edad afecta más a las mujeres que a los hombres.
“Es bastante habitual que cuando esta incapacidad de equilibrar la propia
identidad trastabilla, la mujer comience a vestirse y se comporte de un modo
equivocado que no se corresponda con la edad”, explica el especialista.
·
La propia autoestima es la que indicará el grado de aceptación que se tenga de
uno mismo.
“Si la persona tiene una identidad marcada y reforzada no tendrá por qué mentir
sobre la edad o tener conductas impropias que la disfracen”, opina Fernández
Civaglia.
·
El envejecimiento es un proceso natural. “Lo artificial es hacer todo lo
posible para retener el paso del tiempo y mantenerlo congelado como si eso fuera
posible.
Hay quienes lo intentan bajo toda circunstancia mediante las cirugías, los
cambios de ropa, los hábitos que se van transformando.
Lo único que se logra es perder la autoestima cada vez más hasta llegar a
convertirse en un individuo desconocido”, expresa el terapeuta.
·
Demás está decir que hay personas que como el vino, resultan más atractivas y
saludables cuando se ponen mayores. “La edad física y mental pueden
perfectamente ir de la mano.
Solamente hay que proponerse pensar en positivo, cuidarse lo necesario y
quererse como uno es”, aconseja el terapeuta.
·
La presión social es muy grande. “Los medios de comunicación, la exigencia
del entorno en el que el individuo se mueve, incluso los modelos que se tienen
en las familias son factores que influyen mucho a la hora de definirse y de
querer formar una identidad.
Se tiene que tener mucha autoestima para no dejarse influenciar por lo exterior”,
finaliza diciendo Fernández.
Detrás de una realidad que provoca confusión y frustración, siempre hay algo de
fondo que se oculta y es conveniente poder reflexionar acerca de por qué la
apariencia ocasiona tanta angustia y ver qué está realmente disfrazando.
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