Son muchas las personas que me escriben porque tienen problemas para la toma de
decisiones.
Y es normal, nos han educado para que no fallemos al tomar decisiones, no está
permitido cometer errores y eso nos impide avanzar si no sentimos seguridad.
No fallar nunca es imposible, y de ahí que haya tanta gente que se queda
bloqueada por el miedo cuando tiene que tomar una decisión.
Qué es tomar una decisión
La toma de decisiones es
el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las opciones o formas
para resolver diferentes situaciones de la vida en diferentes contextos: a nivel
laboral, familiar, sentimental, empresarial.
Tomar decisiones consiste, básicamente, en elegir una opción entre las
disponibles, a los efectos de resolver un problema actual o potencial.
La toma de decisiones a nivel individual se caracteriza por el hecho de que una
persona haga uso de su razonamiento y pensamiento para elegir una solución a un
problema o cuestión que se le presente en la vida.
El
miedo tiene un efecto
paralizante que nos impide actuar. En lugar de permitir que el
miedo te paralice,
actúa.
1 – Identificar y analizar
Una vez identificado el problema o motivo de la decisión con objetividad,
debemos preguntarnos qué queremos conseguir, donde queremos llegar.
2- Identificar los criterios de decisión
Ver qué aspectos son relevantes, de qué depende la decisión a tomar.
¡Ojo!, es habitual decidir de forma inconsciente desde la experiencia personal.
3 –
Definir la prioridad para atender el problema
Basado en el impacto y en la urgencia. El impacto describe la vulnerabilidad, y
la urgencia el tiempo para evitar o al menos reducir este impacto.
4 – Generar las opciones de solución
Cuantas más opciones se tengan, más probable será encontrar una que resulte
satisfactoria. Es necesaria una cuota importante de creatividad.
5 –
Evaluar las opciones
Hacemos un estudio de cada una de las posibles soluciones viendo ventajas y
desventajas, respecto a los criterios de decisión y comparando entre ellas.
6 –
Elegir la mejor opción
Aquella que según la evaluación tendrá mejores resultados, satisfará mejor el
objetivo buscado, y generará el mejor equilibrio posible entre distintas metas.
– Después de poner en marcha la decisión
Es necesario evaluar si está teniendo el resultado esperado. Si no es así, ver
si es pronto para evaluar, o si hay que repetir el proceso de 6 pasos.
Aunque nunca podemos tener la absoluta seguridad en la toma de decisiones, no
podemos posponer o dejar de tomar una decisión por miedo al error.
Hay que aprender a desdramatizar. Si después de aplicar los 6 pasos no aciertas
a la primera, no te culpes, no te desanimes y vuelve a comenzar.
“Cada vez que tengo que tomar una decisión, lo hago y me olvido de ella.” Harry
Truman
Por
Marta Morón
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