Es una conducta inherente al ser humano el vivir culpándose por algún hecho del
pasado, a punto tal de bloquear las acciones presentes.
“Vivir el día a día es fundamental para valorar lo que se tiene y ver la vida
desde un lado positivo, sin miedos ni remordimientos”, opina la psicóloga
española Fina Andurray Sánchez.
Consejos prácticos para vivir el presente
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El pasado ya ha quedado atrás. “Solamente es válido recordar las experiencias
negativas para sacar una enseñanza de ellas, pero no para regodearse en lo
perdido o echarse culpas.
Las actitudes masoquistas únicamente sirven para disminuir la autoestima y
termina por hacer cometer los mismos errores una y otra vez”, explica la
especialista.
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Es bueno tener objetivos y plantearse una vida a futuro. “La propia
realización es importante, pero no hay que excederse para no perder de vista el
presente ya que si se pierde la perspectiva, tampoco existirá un porvenir”,
expresa la psicóloga.
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Dejar atrás la pesada carga con la que se vive. “Hay que relajarse y analizar
el momento que se vive.
De este modo se podrá dejar de ignorar la gran importancia que tiene el día a
día a nivel psicológico y emocional. Se vive mucho más feliz, sin ataduras ni
remordimientos.
Se vive a pleno y se disfruta mucho más. Es un ejercicio importante que no debe
dejar de hacerse por más complejo que resulte”, reflexiona Andurray.
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Gran parte del temor que implica el disfrutar del instante presente es la
rigurosidad y la exigencia que se tiene con uno mismo.
“Hay que perdonarse y enterrar definitivamente aquellos recuerdos y experiencias
que perturban y oscurecen el momento actual”, sugiere la terapeuta.
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Centrarse en el aquí y ahora no significa que se sea una persona irresponsable o
imprudente.
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Apreciar lo que se tiene, valorar los detalles del día a día y siempre teniendo
una actitud positiva son las primeras sugerencias que hay que tener en cuenta
para que este ejercicio se convierta poco a poco en una manera de vivir.
“Mucha gente se angustia por dificultades que aún no aparecen en el horizonte.
Son suposiciones y es así como asoman muchos de los trastornos psicológicos y
emocionales de la actualidad.
El temor a la muerte, el miedo a perder el trabajo, el riesgo de enfermarse y
demás conflictos sólo son producto del pavor que da el estar vivo.
Como seres mortales que somos, estos pensamientos no pueden evitarse, pero si
controlarse para que no afecten la vida cotidiana ya que no tiene el mínimo
sentido.
El ejercicio mental lo debe hacer cada un repitiéndose que el ayer ha pasado y
el futuro es incierto para todos. Lo único que resta es el presente y hay que
vivirlo para bien y para mal sin quedarse atrás ni apresurarse demasiado”,
finaliza diciendo la profesional.
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