Desde que somos pequeños, entendemos que es mucho más agradable ganar que
perder. Cada fibra de nuestro ser quiere cruzar la meta en primer lugar, y no
sólo de vez en cuando, sino todo el tiempo.
No está en nuestra naturaleza sentirnos cómodos con las derrotas.
Sin embargo, si usted quiere tener éxito en el mercado de valores, no sólo
tendrá que sentirse cómodo con las derrotas, tendrá que aceptarlas.
Los inversionistas novatos asumen que deben acertar, o ganar, en la mayoría de
sus operaciones con el fin de obtener ganancias en el mercado de valores; pero
aún más importante que el número de veces en que uno gana es el monto obtenido
en esas operaciones.
Aprender a aceptar las pequeñas pérdidas -muchas pequeñas pérdidas- y
compensarlas con operaciones positivas cuantiosas, es clave para la rentabilidad
a largo plazo.
No es un misterio por qué esto funciona, de hecho, se reduce a las simples
matemáticas.
Imagínese que usted va a tomar diez posiciones diferentes, de diez acciones
distintas, y ha decidido arriesgar un máximo de cien dólares por cada posición.
Esto significa que la cantidad total que usted podría llegar a perder sería de
mil dólares.
Si usted sufre pérdidas en la mitad de esas posiciones, perdería quinientos
dólares, y tendría que obtener un total de quinientos dólares (un promedio de
cien dólares por posición) en sus cinco operaciones ganadoras, con el fin de
recuperar sus pérdidas.
Ahora supongamos que usted haya podido obtener ciento cincuenta dólares, en
promedio, en sus operaciones ganadoras.
Entonces sólo tendrá que obtener ganancias en cuatro operaciones -por un total
de seiscientos dólares- para compensar las pérdidas de sus seis operaciones
deficientes.
Ahora vamos a llevarlo a un nivel superior. Vamos a suponer que usted pudo
obtener un promedio de trescientos dólares por cada operación positiva.
En este escenario, usted sólo tendrá que obtener ganancias en tres de sus diez
operaciones -un treinta por ciento- para conseguir beneficios.
Tres ganancias de trescientos equivalen a novecientos dólares, contra
setecientos de pérdidas, con una ganancia neta de doscientos de dólares.
Lo que demuestran estos números es que, cuanto más rápido acepte sus pérdidas y
cuanto más haga crecer sus operaciones ganadores, será menor el número de
operaciones en el que tendrá que obtener ganancias para poder obtener algún
beneficio neto.
Incluso los mejores inversores de Wall Street tienen dificultades para sostener
en el tiempo una tasa de ganancias del cincuenta por ciento.
Ellos entienden que, simplemente por la naturaleza de estas inversiones, van a
perder en más de la mitad de las operaciones que realicen.
Ellos aceptan este hecho, lo que hace que les resulte más fácil detener
rápidamente las operaciones perdedoras, entendiendo que la meta al final del
día, del mes o del trimestre no es aumentar el porcentaje de victorias, sino
obtener mayores beneficios en su cuenta de corretaje.
Si bien es una situación que va contra nuestro instinto y nuestra naturaleza,
aceptar las derrotas en el mercado de valores le permitirá que las pequeñas
pérdidas no se convierten en grandes fracasos, y que siempre podrá mover su
dinero hacia las acciones que funcionen mejor.
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