¿Cuántas veces le han dicho, en un gimnasio, en el parque, o en alguna charla, que durante el ejercicio físico usted debe oír a su cuerpo? Tal vez se haya preguntado si esta gente estaba algo trastornada, pensando que su cuerpo le iba a hablar…
Pues bien, debemos decirle que todos ellos tenían razón. Lo que estas personas querían hacerle saber, es que usted puede llegar -y debe ser responsable de hacerlo- a entender todas las aptitudes de su cuerpo, con sus respectivas capacidades y limitaciones.
Si bien es cierto que los profesores de educación física y personal trainers pueden, muy probablemente, estar entrenados cómo para saber quiénes están haciendo sus ejercicios correctamente, no menos real es que le es imposible llegar a verlo todo, ya que están limitados a lo que percibir en su exterior. En consecuencia, jamás podrán entender a su cuerpo como lo hace usted.
Por lo tanto, lo que estos profesionales deberían hacer, si son responsables y están bien capacitados, será enseñarle cómo escuchar a su propio cuerpo, para que sepa cuándo realizar, y cuándo no, modificaciones en los movimientos complejos o de alto impacto que realice. Estas variantes le darán la posibilidad de poner en práctica su programa de ejercicios, de forma segura y eficaz.
Hablando con su cuerpo
Su cuerpo puede hablar con usted de un gran número de maneras. ¿Le ha sucedido realizar ejercicios repetitivos por un prolongado período de tiempo, y haber experimentado luego una sensación de ardor?
Esta sensación se debe a la acumulación del ácido láctico en los músculos. Y lo que le está señalando, es que debe disminuir la intensidad de sus ejercicios, para permitir que sus músculos repongan el oxígeno que necesitan.
¿Qué piensa que le está diciendo su cuerpo, cuando tiene muchas dificultades para mantener una respiración armoniosa? Lo más probable, es que le esté “gritando” que el ritmo de sus ejercicios es demasiado alto, y que necesita de más oxígeno.
Por lo tanto, debe bajar el nivel de lo que esté realizando, y permitir que sus pulmones puedan absorber todo el aire necesario. No se impaciente: su capacidad para realizar entrenamientos intensos, aumentará con el tiempo.
Intente sostener un nivel que le permita ir, gradualmente, aumentando la respuesta de su cuerpo, sin exigir a este de forma indiscriminada.
Si siente dolor, pare, no lo haga más. El dolor es una fuerte señal de su cuerpo, para indicarle que existen problemas con algo. Disminuya el ritmo, o pare definitivamente, de forma inmediata. Luego, controle con su instructor o profesor, para asegurarse de que está haciendo los movimientos correctamente. Si persiste el dolor, puede necesitar ver a su médico.
Alguna vez usted habrá concurrido al gimnasio para realizar un ejercicio regular, que, fundamentalmente, le diera mayor energía… pero su cuerpo terminó agotado al final de la rutina de ejercicios.
Lo que su organismo puede estar queriendo decirle, es que ha realizado un sobre-entrenamiento, o que no le ha dado el suficiente tiempo de recuperación entre cada uno de los ejercicios y entrenamientos realizados, o bien que, simplemente, lo está forzando a hacer algo para lo que no está preparado.
Preste siempre atención a su cuerpo. Puede estar queriendo decirle muchas cosas. Cuando sienta que quiere comunicarle algo, deténgase a escucharlo, y no deje de seguir sus consejos.
No permita que su ego le haga tomar un camino incorrecto, distinto al que su organismo le está pidiendo. Usted está compitiendo únicamente contra sí mismo, por lo que debe olvidarse de los demás.
Tome siempre en cuenta las instrucciones de los especialistas. En poco tiempo, será su propio cuerpo, con sus aptitudes mejoradas gracias al entrenamiento, quien le exija un mayor ejercicio…
Para mejorar tu relación con tu cuerpo, inscríbete ahora en nuestro curso gratis Cambie su actitud, haciendo clic aquí.