No hay una sola forma de ser un buen
padre o una buena madre. Sin embargo, un buen estilo parental debe incluir tres
elementos fundamentales:
1-Establecer una buena comunicación y
hacer que nuestro hijo sienta nuestro cariño.
2-Supervisar su conducta y establecer
los límites acordes a su edad
3-Estimular su autonomía, promoviendo un
comportamiento independiente y responsable.
Todas las madres y padres son diferentes
entre sí, y nunca encontraremos 2 iguales. Sin embargo podemos agruparlos en
función de la comunicación y el afecto que expresar a sus hijos e hijas, y del
control que ejercen sobre su comportamiento.
El control puede ser autoritario,
permisivo o democrático según un determinado momento.
Si eres un padre autoritario recuerda
que establecer los límites es importante, pero si no lo haces de forma
dialogante y con cariño, el excesivo control puede desembocar en problema
emocionales.
Si eres un padre permisivo está bien que
mantenga la comunicación y se respete su opinión, pero no olvides que las normas
también son importantes.
Si te consideras un padre democrático tu
hijo sentirá tu cariño y tu apoyo, y sabrá que puede contar contigo cuando te
necesite. Pero al mismo tiempo, sabrá que no podrá hacer lo que quiera.
Por último, si eres un padre indiferente
debes saber que la indiferencia es un problema en si mismo. Los hijos pueden no
sentirse queridos y deberán buscar afecto en otro lugar o con sus iguales, y
adopten otros hábitos que pueden ser nocivos.