Los abuelos son personas fantásticas
y mágicas para los niños. Conocen los pormenores de todos en la familia y
cuentan historias sobre los padres cuando eran jóvenes.
Gracias a ellos descubren que su
mama también fue niña y lloraba como ellos, que tenia miedos y hasta que
hacia travesuras.
Los abuelos disponen de todo el
tiempo del mundo para pasear con los nietos. No tienen demasiadas prisas y
les explican cosas que los padres no siempre se detienen a hacerlo.
Los abuelos se enorgullecen con
cualquier habilidad nueva de los niños. Se emocionan hasta las lagrimas con
un simpe abrazo.
Compran ropa, juguetes, golosinas y
casi todo lo que piden sus nietos. Por eso, los padres se suelen enojar con
ellos. Se enojan por malcriarlos demasiado, y los amenazan con no dejarlos
estar tanto tiempo con ellos.
Frente a estas discusiones, la
tercera generación se suele entristecer. No logran entender como sus hijos
no comprenden que todo lo que hacen es por el amor que les tienen, y temen
que sus nietos no quieran pasar tiempo con ellos.
Educar a los niños les corresponde,
a los padres.