¿Igualdad laboral entre hombres y mujeres?

Si bien el movimiento feminista ha logrado trascender las exclusiones históricas impuestas por el mercado laboral, es cierto que en muchos casos la mujer funciona como fuerza secundaria y marginal utilizada por el sector empresario para bajar los costos de producción...

La
sobrecarga de
exigencias existentes sobre el sector femenino, ha dejado como
huella latente su costo en el descanso, la salud, la capacitación y la
posibilidad de participación política y el acceso a los demás derechos
civiles y políticos de la mujer.

Reflejándose
en el sitio que la mujer busca en la sociedad, luchando desde un puesto poco
equitativo. La falta de preparación se refleja en la gran cantidad de mujeres
en oferta para diferentes puestos de empleo, que salen al mercado para compensar
su desequilibrio económico, luego de toda una vida de dedicación al hogar y la
familia (un trabajo no reconocido).

Las
estadísticas dicen que más del 50% de las mujeres que han trabajado como jefas
de hogar, forman parte del sector marginal no preparado que sale a la búsqueda
de un puesto de trabajo como último método posible para compensar la falta de
recursos, y rebajando el nivel de capacidad promedio, tras un periodo negro de
recesión.

Conclusión:
la mujer es la encargada de remediar ciertos vacíos no originados por ellas, pero que
han quedado en sus manos.

La
violencia y la discriminación contra la mujer se expresa en diversos aspectos,
sólo por el hecho de ser mujeres. En el ámbito del hogar, sufren desde el ser
violentadas sexualmente, hasta la falta de respeto a sus derechos (trasgresión
de los deseos, motivaciones y libertad, falta de comprensión, ofensa,
discriminación, descalificación, etc).

Según
las estimaciones, un 20% de las mujeres, sufre de algún tipo de violencia
domestica. El tipo de discriminación laboral contra la mujer, repercute y se
origina en el ámbito en que ellas mismas centran el poder de su lucha.

La
diferenciación por clase, etnia, género o edad, se ve en el proceso de toma de
decisiones, que incide directamente sobre ella y sus familiares, la persistencia
de las diferencias según:

-condición
jurídica

-política

-situación
económica y social

También
se ve en la
diferencia salarial y los puestos jerárquicos que ocupan mujer y
hombre, aun en las mismas condiciones de preparación (promedio de estudio,
antecedentes, etc).

La
reducción en el acceso a servicios esenciales, que fueron traspasados en su
mayoría a las unidades domésticas; la cada vez mayor migración de mujeres del
campo a la ciudad, en busca de mayor salario y de mejores condiciones de salud y
educación.

Y también
se denota en la diferenciación de oportunidades de preparación, exigencias de
belleza y apariencia (en vestimenta, maquillaje, figura, etc), sin tener en
cuenta las posibilidades económicas. 

La mujer debe responder a estereotipos que
no encajan en las capacidades intelectuales o que por lo menos deben venir
acompañadas de ellas. 

Y una mujer inteligente, debe responder a un patrón de
belleza mínimo para llegar a ocupar un puesto
en las mismas condiciones que un hombre… cualquiera de ellos.

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