Voy
siguiendo mi mente que en un mecanismo infernal deja caer como bolillas
numeradas un pensamiento tras otro, tan disímiles entre sí como el uno y el setenta y dos.
Me
voy apresurando cada vez mas y al guardar la ropa planchada no encuentro espacio
en el placard , lleno de prendas de variadas estaciones que no volveré a usar
jamás. Pero a las que me aferro regalándole a cada una un compartimento en mi
cabeza. Sacarla , ventilarla, colgarla nuevamente.
Para
esta altura del día necesito comer, ritual olvidado. De la heladera saco restos
y armo un plato triste y desabrido.
Engullo…
estoy apurada; apurada por seguir esperando.
Calculo
donde estará y que estará haciendo…-Tal vez salió a almorzar , mientras le
traen el pedido me llamará… seguro ,seguro -.
Por
si acaso ordeno el comerdorcito, casualmente donde está el teléfono… -¿Y si
llama y no lo escucho?.
Avanza
la tarde derrochando sol en el patio.
Mano,
sobre mano, las piernas cruzadas aprisionando con fuerza una a la otra miro
televisión; sangre, miseria , horrores y pienso…
-Son
las tres y no llamó.
Aparece
en la pantalla una mujer que cuenta como da de comer a ciento cincuenta chicos
todos los días.
-¡Qué
barbaridad! . Son casi las cinco y si no llamó … seguro que ya no me habla.
Porque… a las seis vuelve a la casa y desde la casa no me llama, pero a nadie
llama, mucho menos a mí.
La
verdad es que ellos están celosos de nuestro cariño, porque él me quiere
todavía. ¡Yo hice tanto , tanto
por él!
Lentamente
se distiende, se aflojan sus piernas y
comienza el momento más placentero del día… lo tiene en brazos, lo besa
tanto como desea, lo cambia, lo viste y sale por el barrio llevándolo como un trofeo. La
realización de su vida.
Comienza
a pasar la película, la misma, casi la de siempre, pero engrandeciendo una y
otra vez su actuación de madre perfecta.
En
el patio el sol de la tarde se desliza hacia el atardecer. En su ensoñación
casi no escucha el teléfono.
-Hola
mamá.¿Qué hacés ?. ¿Saliste hoy?
-No
querido – se emociona- ¡Tuve tanto quehacer en casa! Además ya te conté ayer
que me duele mucho la columna.