Muestre un interés activo por el
deporte. Aprenda lo que pueda sobre la
actividad que realiza su hijo, y practíquelo con él. Su compromiso da más
importancia a la pasión que él ponga en divertirse en el deporte que haya
elegido.
No
ponga demasiado énfasis en ganar o perder, es más importante aprender las
mecánicas del juego y felicitarlos cuando mejoran su técnica y logran
divertirse.
Involucre al niño en la tarea de comprar el equipo de práctica. Su vestimenta es
fundamental para sentirse cómodo y feliz al practicar su deporte preferido.
No
exija demasiado físicamente a su hijo. Si quiere tomar un descanso en medio del
juego, que lo haga. También puede ocurrir que quiera dejar de jugar por sentirse
frustrado: en ese caso no lo fuerce a continuar, eso sólo empeoraría su estado
de ánimo y posiblemente lo haga perder el gusto por la actividad.
Si lo
lleva a una escuelita de fútbol, básquet o el deporte que sea, asegúrese de que
el entrenador trate a todos los niños por igual y no quiera incentivar
sentimientos que no aporten nada a su hijo, como la competencia feroz, el ganar
o ganar, u otras cuestiones que no tienen nada que ver con la práctica deportiva
y diversión por parte de un niño.