Un alemán, un francés y un gallego fueron condenados a muerte en la misma
prisión y para el mismo día. Siguiendo la costumbre del lugar se les permitió
escoger, justo antes de morir, una de tres posibles formas de ejecución:
1. Tiro en
la nuca, para una muerte rápida
2.
Decapitación, para una no tan rápida
3.
Inyección del virus del SIDA, para una muerte realmente lenta.
El turno
para escoger fue por orden alfabético según el gentilicio: Alemán, Francés y
Gallego (A-F-G), así que le tocó escoger primero al alemán:
No dudó ni un segundo. Dijo "tiro en la nuca", y lo recibió al instante, y al
instante murió.
El francés, de ideas realista trasnochadas y admirador de María Antonieta,
escogió la decapitación, y enseguida lo subieron a la guillotina y le cortaron
la cabeza.
Cuando los guardias se dirigieron al gallego, no pudieron menos que asombrarse
al verlo en el suelo retorcido de risa. Tanto se reía que apenas pudo balbucear:
"A mí denme la inyección de SIDA". Y un par de verdugos lo complacieron.
Pero entonces el gallego se rió aún más y con más fuerza, y para mas asombro de
sus verdugos les pidió que le pusieran más de lo mismo. Lo hicieron, y el
gallego ya casi que se moría de la risa.
Intrigados, los verdugos le preguntaron qué sería lo que le hacía tanta gracia,
a lo que el gallego, entre carcajada y carcajada, contestó:
"Ostias, ¡qué imbéciles sois! ¡si tengo puesto un condón!"
Asunto: Departamento
Una pareja tuvo su primera cita y salieron una noche. Cuando salieron, él se dio
cuenta que no llevaba dinero en efectivo y acordó que le iba a pagar a ella
$500 por los gastos de la cita.
Al otro día decide enviarle un cheque a través
de su secretaria, pero para que ésta no se enterara de la relación que hubo
entre los dos, le da a entender que el dinero es en pago por el alquiler de
un apartamento.
Sin embargo, el tipo decide enviarle un cheque por $300 en lugar de los $500
acordados y le expone las siguientes razones:
"Estimada señora: Le envío $300 en vez de los $500 acordados en pago del
apartamento que alquile pues esperaba otra cosa:
1ro.
Esperaba un apartamento sin estrenar.
2do. Que
tuviera calefacción.
3ro. Que
fuera pequeño y resultó todo lo contrario, pues estaba usado, era frío y ancho.
Atentamente,
Sr. Inconforme".
Al recibir esto, la joven señora le contesta:
"Estimado caballero: Le devuelvo su dinero pues en verdad no lo necesito, pero
debo decirle con referencia a lo que dice su carta que usted tenía que saber:
1ro. Que un
apartamento tan bonito no podía estar sin estrenar.
2do. Que
con seguridad usted no supo encender la calefacción.
3ro. Que yo
no tengo la culpa de que usted no tenga suficientes muebles para llenar el
apartamento".
Atentamente,
La Dueña.