Abrazar la vida

chikorita

“Cómo andás? En la lucha...” “Cuanto más armas tengamos, mejor podemos defendernos frente a los problemas.” “Si parás, te pasan por encima. Hay que salir a pelearla.”

¿Cuántas
veces decimos estas palabras, sin
comprender que nos influencian a tomar la vida como una lucha, con ganadores y
perdedores, sin descanso entre batalla y batalla, en la que hay que hacerse
insensible para aguantar?

Vivimos
con los dientes apretados, las manos crispadas, los hombres metidos en el
cuello, respirando ansiosamente, contracturados, con un nudo en el estómago. Lo peor es que casi no nos damos cuenta. Parece normal en los tiempos que
corren… y cómo corren!

Pero
no es natural. Es el resultado de
habernos perdido a nosotros mismos en medio de los deseos impuestos por una
sociedad consumista. Es el precio
de no tener como prioridad la esencia de nuestro Ser y haber caído en la
neurosis moderna de querer ser lo que no somos: más ricos, más delgados, más
exitosos, mejores…. “otros”.

La
ignorancia de nuestro verdadero Ser hace que no veamos una realidad que está ahí
todo el tiempo: la Vida es infinita, misteriosa, maravillosa, abundante, puro
potencial en espera de que creamos (de creer) que es posible que creemos (de
crear) el más alto concepto de nosotros mismos. Creer y crear no son sólo verbos con conjugaciones parecidas, son las raíces
de lo manifestado.

Dios
es el Gran Creador y nos hizo a su imagen y semejanza. Simplemente, esto quiere decir que somos los creadores de nuestra vida.

Elegir ser una víctima o un actor de reparto en lugar del protagonista
es nuestra decisión. El
sufrimiento y el dolor son consecuencias de resistirnos al cambio que nuestra
alma anhela y nos empuja a realizar. El mundo cambia cuando cambiamos nuestra visión… y entonces todo es posible.

Te
invito a ABRAZAR LA VIDA con su increíble potencial. A ser un co-creador con Dios de tu vida, lo que
inevitablemente conducirá a una mejor relación con tu entorno, tu familia, tu
país. Todos podemos, todos lo
merecemos, todos tenemos el derecho y el deber.

¿Cómo
desarrollarlo? A través de
integrar lo que verdaderamente somos: CUERPO-MENTE-ESPIRITU, promoviendo el armónico desarrollo de nuestras
potencialidades en una unidad de energía y acción, que nos proyecte a una vida
sana, plena y conducida con alegría desde el corazón.

De
esta manera, distintos soportes se interrelacionan sinérgicamente para realizar
esta integración:

  • Conectándose
    con los procesos y enriquecedoras posibilidades físicas, por medio de la
    respiración, la percepción de lo interno y lo externo, la postura, el
    movimiento.

Objetivo:
Recuperar la capacidad de auto-curación (algunas técnicas: Eutonía,
Feldenkrais, Senso-percepción).

  • Eliminando
    las contracturas, dolores y corazas.

Objetivo:
Restituir el libre flujo de energía (Relajación, Masajes, Canalización de
Energía).

  • Reconociendo
    el valor fundamental de las emociones, como nexo entre cuerpo y mente.
    Liberando antiguas tristezas, iras, miedos. Registrando lo que se siente y aprendiendo a expresarlo
    sin culpas.

Objetivo:
Vivir el momento presente con amor y aceptación (Bioenergética, Gestalt).

  • Tomando
    contacto con los verdaderos deseos y necesidades e implementando su concreción.

Objetivo:
Conocer las reales limitaciones y potencialidades (Proyecto Vital)

  • Enriqueciendo
    las relaciones (personales, laborales, sociales) al comprender el verdadero
    entramado existencial.

Objetivo:
Ampliar el mundo interno para mejorar el mundo externo (Acompañamiento terapéutico).

  • Despertando
    y ejercitando la creatividad innata en todos, mediante los diferentes
    recursos a nuestra disposición.

Objetivo: Responder con espontaneidad y
novedad a cada situación (escritura , dibujo, danza, juegos teatrales).

  • Recuperando
    la fe y la confianza en nosotros mismos y en la Vida, comprendiendo que cada circunstancia, cada encuentro es una
    oportunidad de evolución, de creación.

Objetivo:
Ser y actuar desde la Esencia (Principios Universales, Meditación).

 

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