Mujeres de mediana edad: una vida plena es posible

¿Qué lugar le queda a una mujer de cincuenta años, cuando la sociedad se empeña en mostrar un ideal joven, bello, y exitoso, al que la maternidad y el sostén del hogar parecen no afectarle en absoluto?

 

Durante
algún momento comprendido entre los 40 y 60 años, es común que las mujeres
sufran aquellos que los especialistas denominan “crisis de la
mediana edad”,
un estado donde se suelen experimentar crisis, depresiones, broncas, y
replanteos.

Sin
embargo, cada vez son más las mujeres que aprovechan este momento para comenzar
un sueño aún no realizado, en gran medida por que, con hijos ya grandes,
tienen mayores tiempos para dedicarse a sí mismas.

Es que sí
un siglo atrás una mujer de 50 años debía conformarse con el retiro y una
apacible vida como abuela protectora, hoy en día esta situación se ha
revertido bastante, en gran medida por el aumento en sus perspectivas de vida
(75,5 años contra 68,4 de los hombres, en la Argentina).

Como
vemos, el panorama de las mujeres que hoy en día rondan los cincuenta años está
muy lejos del de aquellas presentadas en los medios de comunicación. No
obstante, también existen otras causas, que guardan estricta relación con la
actividad económica.

Una de ellas, es el aumento del desempleo masculino en el
país. Frente a esta realidad, muchas mujeres debieron comenzar a “salir a la
calle” para sostener económicamente a la familia, lo que provocó que muchas
personas del sexo femenino empezaran a trabajar bien entrada la adultez. De
hecho, casi el 20 por ciento de las mujeres ocupadas de hoy en día, tiene entre
50 y 64 años.

Trabajar
y estudiar

Claro que
los trabajos que desempeñan están lejos de ser los ideales: son pocos los
empleos en relación de dependencia, y la mayoría de las ocupaciones tienen que
ver con microemprendimientos, profesiones independientes, o en el área de
servicios, pero sin ningún tipo de cobertura social ni jubilación.

De
cualquier forma, los especialistas afirman que siempre es positivo que las
mujeres que vivieron dedicándose a la familia comiencen a elaborar proyectos
personales, que en su trayecto le hagan tener un mayor contacto con el mundo
exterior.

Pero
hablar de una
mujer activa
y en contacto con el mundo exterior, no solo tiene
referencia con el trabajo. Aquellas que pertenecen a clases medias o altas, y
pueden gozar de una estabilidad económica adecuada, están volcándose
masivamente al estudio.

En las aulas universitarias, por ejemplo, estudian más
de 1.800 mujeres mayores de 46 años, es decir el dos por ciento del total de la
matricula femenina.

“Vivimos
en un tiempo donde todas las supuestas ‘verdades’ se cuestionan”, afirmaba
la psicóloga Hilda Kohan, “por lo que no es extraño que las mujeres decidan
replantearse su lugar en la sociedad, sobre todo si han tenido algún deseo
reprimido durante varios años”.

Para
algunas, esto se manifiesta en terminar sus estudios, iniciar un curso de
computación, idiomas, yoga o peluquería, reconstruir un vínculo amoroso,
recorrer el país o el mundo, o intentar ser mejores abuelas de lo que pudieron
ser como madres.

Es que no
son pocas las mujeres que en esta edad de transición, comienzan a preguntarse
por que razón han postergado sus deseos, y muchas encuentran que aún se
sienten en optimas condiciones para comenzar a hacerlo, ya que, como vimos, los
cincuenta años de una mujer de hoy en día, son muy diferentes a los cincuenta
años de, por ejemplo, sus propias madres.

De
eso también se habla

Otro de
los erróneos mensajes de los medios masivos de comunicación, es aquel de
asociar al sexo con la juventud. Según varios especialistas, son varias las
mujeres que comienzan a disfrutar realmente de ésta actividad a partir de la
mediana edad.

Las causas que citan para sostener esta hipótesis son: a) mayor
experiencia y libertad sexual (77 por ciento), b) liberación del cuidado de sus
hijos (61 por ciento), y c)la pérdida del miedo a quedar embarazada (52 por
ciento).

Según
varias especialistas en la materia, las mujeres de esa generación han sido
educadas para un sexo dispuesto y un placer ajeno, con lo que solo en la adultez
bien entrada, comienzan a tener en cuenta el placer propio en su vida sexual.

Espacios
no le faltan: en la mediana edad, los varones suelen tardar más en lograr la
erección, por lo que existe más tiempo para el juego previo al acto sexual.
Por otra parte, está comprobado que el placer sexual de las mujeres jamás se
agota, con lo que puede seguir disfrutando del sexo hasta el último día de su
vida.

En
definitiva, podemos apreciar que las mujeres de mediana edad tienen todo para
mantenerse en plenitud: tiempo adecuado, un cuerpo sano, una menta lucida, y una
capacidad de goce intacta… ¿Qué está esperando para volver a sentir sus
“años maravillosos”?