Quienes
decidan disfrutar de las bondades económicas que presenta el país del norte
deberán tener en cuenta que este verano aumentarán los controles policiales en
las rutas que llevan a los principales balnearios del sur brasileño.
Y que en
caso de cometer una infracción, ésta
deberá ser abonada en el momento, ya que en caso de negarse, se prohibirá la
salida del auto del país.
Las
rutas —sobre todo las del Estado de Río Grande do Sul— están malas y poco
señalizadas. Y todo un trayecto de la BR-101 de Santa Catarina (una ruta que
fue calculada para 5 mil vehículos por día y circulan 35 mil), tiene un sólo
carril por sentido.
Vialidad
Nacional recomienda a quienes viajen en coche dos alternativas: la primera es
atravesar el paso Colón—Paysandú, cruzar parte de Uruguay y entrar a Brasil
por Santana do Livramento. La otra es ir hasta la frontera Paso de los
Libres—Uruguayana y entrar directo a Brasil.
En
ambos casos, la primera parte del viaje será común: Panamericana y rutas
nacionales 9, 12 y 14. Esos caminos están en buen estado. Pero en la 14 deberá
manejarse con mucha precaución porque, hay un carril por sentido y mucho tránsito.
Quienes
elijan la primera opción, hasta la localidad de Colón se gastarán 9,10 pesos
en peaje. Luego, ya en la frontera con Paysandú, deberán pagarse otros 4 pesos
de peaje.
Este
camino es 140 kilómetros más corto que por Paso de los Libres. Pero tiene
contras. Una es que las rutas uruguayas encuentran en peor estado que las
argentinas.
Otra: los empleados aduaneros uruguayos están en conflicto y pueden
hacer sorpresivos paros de una hora. La última es que en lugar de dos trámites
fronterizos —lo que ocurriría por Paso de los Libres— deberán hacerse
cuatro: los argentino—uruguayos y, luego, los uruguayo—brasileños.
Apenas
se entra a Uruguay, deberá tomarse la ruta 26. Y de ahí derecho hasta
Tacuarembó, donde nace la ruta 5.
En total hay que recorrer 363 kilómetros
para llegar a la frontera brasileña. Los primeros 200 están pésimamente señalizados
—ni siquiera están pintadas las líneas que separan ambas manos— y no es
raro cruzarse con ganado suelto. Luego, el camino está bien.
En
Uruguay la velocidad máxima es de 110 kilómetros por hora, es obligatorio usar
el cinturón de seguridad y llevar siempre las luces bajas encendidas.
Si
se opta por Paso de los Libres-Uruguayana, se gastarán otros 3,70 pesos de
peaje. Por ser el paso más elegido, en los primeros días de enero puede haber
colas de hasta 2 horas.
Desde
la frontera uruguaya-brasileña deberán hacerse 110 kilómetros por las rutas
BR-293 y BR-158, que lleva hasta Rosario do Sul.
Ambos caminos están en buen
estado y señalizados. Si se entra a Brasil por Uruguayana, se tomará la
BR-290. Entre la frontera y Rosario do Sul hay 243 kilómetros. Ese tramo tiene
partes señalizadas y otras en las que no hay carteles; además el asfalto está
desnivelado.
Desde
Rosario do Sul debe seguirse por la BR-290, que lleva a Porto Alegre. Aunque
tiene pocas curvas y bastante abiertas, es una ruta peligrosa: el asfalto es
angosto y precario y en su mayoría tiene un sólo carril por mano.
A
partir del kilómetro 225 empiezan a cobrarse peajes. En el primer puesto deben
pagarse 2 reales (casi un dólar). Y en el kilómetro 129 se cobra otro del
mismo valor. Desde el kilómetro 108 (en las afueras de Porto Alegre) hay dos
carriles por mano. No hace falta entrar en esa ciudad. La señalización es muy
clara.
A
la altura del kilómetro 77 —donde hay un puesto de peaje en el que se cobran
1,50 reales— la ruta tiene tres carriles. Y en el kilómetro 20 se cobran
otros 4 reales.
Por
ese camino se llega hasta la ciudad de Osorio. Ahí nace la BR-101 que lleva a
las ciudades de la costa de Santa Catarina.
Los que vayan a Torres deberán
tomar desde allí la RS-389 (conocida como la "Estrada do Mar"). Esta
ruta también es una excelente alternativa para los que viajen a Florianópolis
o Camboriú: al tomar ese camino —100 kilómetros—, se evita una parte de la
BR-101.
Casi
entrando a Torres, está el desvío para retomar el camino hacia el norte. Hasta
Florianópolis hay un solo carril por mano, a partir de la isla y hasta Camboriú
hay carriles dobles sin peajes.
La
velocidad máxima en casi todas las rutas del sur del país es de 80 kilómetros
por hora. En unos pocos tramos, que los turistas encontrarán bien señalizados,
se podrá acelerar un poco más y alcanzar los 100 kilómetros por hora. Hasta
un 20 % en el exceso de velocidad se multa con 60 dólares. Si es aún mayor,
con 270 dólares.
Viajar
sin el cinturón de seguridad puesto —la ley dice que todos los ocupantes
deben colocárselo— se multa con 60 dólares; manejar hablando por un teléfono
celular, con 40 dólares; llevar antirradar en el auto, con 90 dólares.