No
podemos olvidarnos de que la mayoría de los niños que van a vivir con sus
abuelos, han tenido una vida en condiciones menos ideales de lo normal.
La
mayoría de los chicos, llegan a vivir a la casa de los abuelos solo después de
haber sido descuidados, abandonados, e incluso abusados. No cuentan en la
mayoría de los casos con la experiencia del amor paternal ni tampoco con una
férrea disciplina.
Sin dudas, les llevará tiempo alcanzar los modelos de
comportamiento de sus abuelos, puesto que sus sistemas de autodefensa están
sólidamente instaurados desde una edad muy temprana.
Como si
las demandas propias criar a un chico no fueran suficientes, muchos de nosotros
tenemos el problema adicional de tratar con un chico enojado y fuera de control,
que manifiesta esta conducta a raíz de la trágica experiencia que lo llevó a
tener que vivir con nosotros.
Los abuelos son generalmente los blancos más convenientes y más seguros para
expresar las sensaciones ambivalentes de sus
nietos hacia sus padres. Cuando los
niños confían en que sus abuelos los amarán sin importar lo qué hagan, se
sienten más seguros para expresar el enojo que sienten hacia sus padres.
Desafortunadamente, los niños no expresan generalmente su cólera de maneras
apropiadas, y la blanco de este enojo no está dirigido a menudo a quién les
causó daño. En vez de llamar a sus padres, quienes les prometieron una visita y
no cumplieron, sienten una gran rabia y la descargan en los lugares donde más
confianza tiene para hacerlo.
Algunos
chicos guardan su enojo y no lo expresan, culpándose por no ser dignos de amor y
atención por parte de sus padres.
Estos niños parecerán como retirados,
no-comunicativos, y tristes. Otros descargaran su enojo hacia fuera de maneras
irracionales e imprevisibles. Rechazarán seguir reglas, se comportarán
irrespetuosamente, o llegarán a ser rebeldes y desafiantes.
Antes
que creer que sus padres han hecho algo mal, algunos niños culpan a sus abuelos
por “sacarlos” de la casa de sus padres. Un padre que acusa a un abuelo de
“robar” a su hijo, anima a menudo este tipo de creencias.
Un padre tendrá a
menudo como excusa que es su padre o suegro quien evita que vea al niño. Es una
gran mentira y todos la sabemos, pero para el chico la creencia de esta mentira
es mejor que creer que la mamá o el papá simplemente no lo cuida. Pareciera a
veces como si los niños se enojaran con sus abuelos por no ser sus padres.
Los
abuelos y especialmente otras personas que crían a estos chicos enojados quedan
en el centro de este caos que ellos no crearon, pero que sin embargo debieron
asumir. Correcto. No es justo. Pero es la realidad. Cuando aceptamos adoptar a
estos chicos, aceptamos tomarlos con todas las dificultades emocionales que
ellos poseen.
Cuanto
más adultos son los niños, más dificultades emocionales habrán tenido ocasión de
asimilar. Agregue a esta mezcla el hecho de que los hijos de padres adictos a
las drogas y/o el alcohol, tanto como los hijos de padres que son inestables por
otras razones, traerán con ellos parte de estos mismos problemas.
Algunos de
ellos han sufrido las consecuencias del abuso químico prenatal, que pueden tener
una amplia variedad de efectos durante el desarrollo. Éstas variables pueden
tomar la forma de discapacidades físicas, disturbios mentales o emocionales, de
percepción, de aprendizaje, o de déficit de atención.
Es
natural que como abuelos nos sintamos enojados cuando estamos siendo lastimados
en una cierta manera. Cuando tomamos como blanco la cólera que el niño siente
debido a la conducta poco confiable de un padre, nuestra reacción normal es
luchar contra esto y gritar "no es mi problema". Pero hacer esto no ayudará en
nada a nuestros nietos, sino que puede hacer las cosas peores.
Lo que cada
abuelo y especialmente otros tutores necesitan recordar es que no fueron ellos
quienes causaron estos problemas, pero que indefectiblemente deben ocuparse del
comportamiento de los chicos sin dejar que las emociones que ellos provocan,
consigan detener el progreso de la relación.
Aunque
ningún abuelo debe tolerar la falta de respeto, necesitamos saber que una
expresión abierta de enojo no es en sí mismo algo irrespetuoso. El sólo hecho de
que un chico demuestre cólera no significa que él o ella estén siendo
irrespetuosos y no aprecien todo lo que usted hace por ellos.
Significa
simplemente que hay algo que produce que el niño esté confundido, enojado y
trastornado. Dar una ayuda a un chico enojado, sin olvidarse de fijar ciertos
límites, es la mejor manera de ayudarles a salir de su enojo y resentimiento, de
modo que ambos puedan llegara a tener una vida más pacífica.
Algunas maneras de manejarse con chicos muy enojados.
¡Nunca utilice como recurso los golpes y el castigo físico!
Golpear
a cualquier niño sólo aumentará su enojo. Golpear a un niño ya enojado, es lo
más improductivo que puede haber. Muchos de nosotros venimos de una generación
en la que las palizas eran pensadas para lograr una disciplina apropiada. Esos
días ya han pasado y ahora sabemos que el castigo físico no funciona.
La
disciplina, supone enseñar a los chicos un comportamiento apropiado. Desde que
las palizas no son un comportamiento social aceptable, los golpes solo pueden
enseñar a los chicos, por ejemplo, a que el golpear es una manera de ejercer
poder.
Muchos de nuestros chicos han venido de hogares abusivos, y no podemos
enseñarles que los abusos son incorrectos si utilizamos este mismo abuso usando
el castigo físico en nuestros propios hogares. Como adultos, nosotros podemos
conocer la diferencia entre el abuso de un chico y una simple paliza, pero para
un chico, ser golpeado es clara y simplemente ser golpeado.
¡Déle a su nieto el permiso de estar enojado!
Esto
puede sonar extraño para alguien que desea ayudar a un chico enojado a lograr
salir de esta cólera, pero es muy recomendable que usted le dé permiso para
estar enojado.
Para bien o mal, la cólera ya está allí, y dando al chico el
permiso de expresar esa ira, así como enseñándole maneras apropiadas de de
expresar ese mismo enojo, podemos prevenir esos arrebatos incontrolables, al
tiempo que lo ayudamos a sacar afuera todo su odio.
Sepa que el enojo no es opuesto al amor.
Cuando
un chico actúa irracionalmente debido al enojo, no es un ataque personal contra
usted. Ello no significa que el niño le ama o respeta menos. Simplemente
significa que el chico no se está manejando bien con quien sea que le haya
causado su enojo. Si igualamos el enojo a la falta de respeto y afecto,
desalentaremos la posibilidad que un chico pueda expresar su ira de una manera
respetuosa.
¡De a su nieto herramientas para manejar su enojo!
A veces
un chico está muy enojado porque necesita una forma física de expresar toda esa
cólera. Es bueno pensar en actividades físicas aceptables que estos chicos
puedan llegar a utilizar como herramientas para expresar su enojo.
Aquí le ofrecemos algunas ideas.
•
Mientras que es inaceptable que un chico golpee a su hermano, no es nada
inaceptable que él golpee una pelotita de tenis con una raqueta.
•
Ciertos abuelos eligen darle a sus nietos unas tablas de madera y un recipiente
de clavos como herramientas. Cuando los muchachos están enojados, lo animan a
que se dirijan al fondo de la casa, golpeen los clavos, y construyan algo.
Después de algunos minutos, los chicos pueden conseguir realizar un objeto
interesante para su hogar, así como descargar su cólera.
• Para
algunos niños, escribir o dibujar es una buena manera de expresar su enojo.
Cómprele un diario íntimo, preferentemente con candado, y dígale que ese será su
libro de enojos, donde podrá escribir todo lo que sienta, prometiéndole además
no leerlo nunca. Respete su promesa.
¡Practique la escucha!
Cuando
usted nota que el chico está comenzando a actuar inesperadamente, y la situación
comienza a irse de sus manos, puede manejar esta crisis si logra descubrir qué
es lo que realmente lo está incomodando.
La "acción de escucha" tiene que ver
con abocar a un niño a una actividad que mantenga sus manos ocupadas, pero deje
a su mente relajarse. Muchas veces un chico no se abrirá cuando le estén
preguntado que es lo que está mal, pero sí hablará cuando esté enganchado en una
actividad.
Se puede aprender mucho sobre sus sensaciones mientras se cocina una
torta en la cocina. Es realmente sorprendente las cosas que un chico le dirá
cuándo esté a solas en el asiento posterior de un coche.
¡Utilice las salidas sabiamente!
Cuando
los nietos están comenzando a aprender las reglas y los límites de nuestros
hogares, a veces incurren también en equivocaciones y actúan inadecuadamente.
Necesitan recordatorios, así como “premios” a las consecuencias de respetar su
autoestima, por cierto cada vez mayor.
También es importante que aprendan a
mantener, sin vergüenza, una confrontación respetuosa con usted. Las diversas
salidas al exterior, son una gran ocasión para ayudarlos a que puedan mantener
su control frente a las diversas situaciones sociales, si se les da un espacio
propio adecuado y no lo usan en exceso.
Reglas del "tiempo de salidas"
1.
Dígale a su niño con voz firme pero controlada que él va a tener un tiempo para
salir afuera.
2.
Ínstelo a ir a lugares donde hayan actividades sanas que a él le gusten.
3.
Dígale a su hijo que cumpla con un horario determinado, y que si se excede,
usted no confiará en él para próximas salidas.
4. El
tiempo afuera no se extenderá hasta que no haya una razón concreta como por
ejemplo, un club o actividad en la que se encuentre a gusto y donde quiera
concurrir.
¡Déle un tiempo libre!
A veces
estamos demasiado enojados con nuestros jóvenes como para ocuparnos de su
comportamiento, luego de una mala acción por parte de ellos. Ocuparnos de
nuestro propio enojo es lo mejor que podemos hacer antes de que intentemos
ocuparnos de la cólera y del mal comportamiento de nuestros nietos. Las personas
sabias, saben cuándo no se debe actuar.
Dándoles un tiempo para ellos mismos,
puede ayudar mucho más que alguna de nuestras reacciones. Cada hogar debe tener
una zona libre para el chico, donde un adulto puede entrar sólo por algunos
minutos, para charlar sobre sus pensamientos.
¡Considere
el impacto de sus declaraciones, y cómo las asimila su nieto!
Las
declaraciones al estilo "si ese padre tuyo pagará tu manutención, yo podría
gastar este dinero en comprarte el juguete que me pediste", pueden ser muy
ciertas, e incluso muy aliviadoras para uno mismo. Sin embargo, algunas verdades
pueden ser más perjudiciales diciéndolas que permaneciendo en silencio. Sería
mejor decir "sé que estas triste y enojado por que no puedo comprarte ese
juguete ahora.
Yo también estoy triste por que no puedo permitirme comprártelo,
pero pienso que podemos ver la forma de comprarlo pronto quizá si encontramos
una forma de ahorrar más dinero en otras cosas".
Un niño necesita saber que el
dinero no será ilimitado, pero saber precisiones sobre la irresponsabilidad de
un padre para ayudarlos solo agrega una carga de culpabilidad y baja autoestima
hacia el niño.
Desde el punto de vista del chico, la primera declaración
afirmaría: "soy una carga para mis abuelos y no lo suficientemente bueno para
que mis padres me sostengan". La segunda declaración diría, en cambio, "la
abuela me dijo que por ahora no podré tener ese juguete, pero que juntos podemos
colaborar para ahorrar el dinero para comprarlo".
¡Cuidado con los etiquetamientos!
Todo el
tiempo le decimos a nuestros nietos que rotular a las cosas de forma genérica es
una actitud incorrecta, pero muchas veces hacemos esto mismo, aunque se de forma
involuntaria, cuando etiquetamos al niño.
Un niño
puede mentir, pero llamarlo “mentiroso” no parará ese comportamiento. Poner una
etiqueta en un nieto, le dice a ese niño que usted cuenta con que él se comporte
de esa manera. Es preferible decir solo que usted sabe que esa historia no es
verdad, y pedir al chico que sea más franco con usted.
A veces
el niño responderá a los nombres y etiquetas que otra persona les ha puesto. Un
chico que fue llamado “estúpido” en el pasado, puede pensar que no hay razón
para intentar auto superarse. Necesitamos enseñar a nuestros niños que hay actos
estúpidos, pero no gente estúpida.
A veces
una palabra de afecto puede ser también vista como una etiqueta por un niño.
Algunas madres llaman a su hijo "gordo". Es lindo cuando se lo dicen de chicos,
pero cuando el niño se transforma en un adolescente, piensa que se lo dicen por
que era demasiado gordo cuando su madre utilizó ese apodo, por lo que están
demasiado preocupados por su silueta.
No hay
malos muchachos o malas muchachas. Solo hay niños que cometen errores y a veces
rompen las reglas. Es más productivo ocuparse de su comportamiento sin
acomplejar al niño con falsas teorías.
¡No tema pedir ayuda!
A veces
nuestros nietos han sido tan lastimados por sus padres, que es casi imposible
curarlos sin ayuda profesional. Llevar a su niño a un psicoterapeuta, no quiere
decir que haya fracasado en su tutela. Todo lo contrario: solo significa que
usted lo cuida lo suficientemente bien como para saber tomar distancia del niño
cuando esto se necesita.
Si
respondemos al enojo y dolor de un niño con nuestro propio enojo, no haremos
nada para ayudar al niño a curarse y a conseguir liberarse de su o sus
problemas. Si utilizamos la cólera del niño como un trampolín para entablar una
charla esclarecedora, podremos, juntos, encontrar soluciones para ayudar al
niño, tener un hogar más pacífico, y una familia más feliz.