A medida que avanzamos en
nuestra adultez, debemos enfrentar un gran número de cambios, que van desde el
aspecto laboral o afectivo, hasta el corporal o físico. Nuestra sexualidad, por
supuesto, no podría ser una excepción.
En otras palabras, si
usted espera que un cuerpo de entre 50 o 90 años responda como el de un
adolescente, sufrirá sin ningún lugar a dudas una gran frustración. En cambio,
si por el contrario aprende a adaptarse a los procesos de su cuerpo y a los
cambios en su pareja, su sexualidad puede ser verdaderamente satisfactoria.
El sexo en los jóvenes es
rápido y salvaje. Las personas más adultas, en cambio, necesitan encontrar una
sofisticación sexual, y un nuevo sentido de satisfacción sexual. De esta forma,
el sexo puede ser una experiencia mucho más rica, que compense los déficits
orgánicos que se experimentan en la adultez. Así, aquellas personas que estén
dispuestas a realizar el esfuerzo de encontrar una nueva sexualidad, podrán
experimentar muchas más satisfacciones en sus relaciones amorosas, y, en varios
casos, estas podrán ser incluso más plenas que las que tenían años atrás.
Aceptando el cambio, y encontrando soluciones
Un hombre adulto puede
mantenerse muy atlético, pero nunca debería esperar romper con algún record
olímpico. El tema sexual no es en absoluto diferente a todo lo que sucede con
nuestro crecimiento, por lo que deberíamos entender el hecho de que el tiempo
tiene cierto impacto en nuestros cuerpos. Sólo así comenzaremos a tomar las
medidas necesarias para revertir estos déficits.
A continuación, algunos
de los problemas más comunes, con sus respectivas soluciones.
Con la edad, el flujo
circulatorio aminora, y los músculos se relajan. Los hombres, tienen más
dificultad en lograr y mantener una erección. Las erecciones, pueden ser más
suaves y menos verticales. Sin embargo, un poco más de tiempo para la
estimulación, puede solucionar este último problema.
Las mujeres, por su
parte, tienen generalmente reducida la lubricación vaginal después de la
menopausia, lo que puede causar alguna irritación durante el coito. El estrógeno
y/o el uso de lubricante o geles, pueden prevenir este problema.
Los cambios en el
atractivo físico, como por ejemplo el aumento de peso, las arrugas, la pérdida
de la tonicidad muscular, o algún tipo de inhabilidad física, hacen a menudo más
dificultoso el despertar sexual. Pero un cambio de enfoque, priorizando lo
mental y espiritual antes que lo físico, podrá ayudar mucho. También podría ser
necesario un período más largo dedicado al preludio de la relación, donde se
intercambien masajes, caricias, y palabras cariñosas.
Modificando la rutina
Modificar la rutina,
también pude hacernos ver nuestra sexualidad con otros ojos, y por consiguiente
renovar nuestro apetito sexual.
Cuando los chicos salen,
y la pareja queda sola en el hogar… ¿para qué posponer el sexo hasta la última
hora de la noche? ¿Por qué no hacerlo también durante los fines de semana,
temprano a la mañana, antes que sus hijos se despierten?
Las innovaciones también
pueden ser muy estimulantes para muchas persona, No es mala idea, para esto,
leer un buen libro técnicas y posiciones, e intentar algunas.
Por su parte, todas las
fantasías que haya guardadas en usted o su pareja, pueden ser una fuente de
renovación para las relaciones sexuales. No hay nada de malo en crear historias,
si esto no afecta al lazo. Si su pareja percibe a la fantasía como un deseo
oscuro y oculto, como por ejemplo cuando esta se transforma en una obsesión y
usted no para de hablar de ella, puede llegar a sentir una sensación de amenaza
y rechazo. Por consiguiente, siempre es necesario el dialogo, ya que si estas
fantasías podrían ayudar al sexo de ambos, no debería dudar ni un segundo en
utilizarlas.
Cambiar los roles,
también puede ayudar mucho a revitalizar toda su pasión sexual. Si el hombre ha
sido siempre el “agresor” sexual, intente rotar estos papeles. El objetivo debe
ser también hacer que la otra parte se sienta cómoda, por lo que siempre se debe
hablar sobre el tema y compartir sus planes.
El factor más importante
para mantener una sexualidad gozosa en la adultez, es mantenerse sexualmente
activo. Un buen sexo se logra teniendo buen sexo. Si paramos el comer, nuestro
hambre puede parar; pero, muy probablemente, volverá a aparecer cuando
comencemos de nuevo a comer.
Mantenga el cuerpo en el
mejor estado físico posible. Un buen y nutritivo alimento, y un correcto
ejercicio físico, mantendrán un cuerpo activo. Tenga su mente en paz y armonía.
Lea y estudie detalladamente nuevas posturas y ejercicios sexuales (Aquí, en
EnPlenitud, tenemos varias notas al respecto) y mantenga su mente abierta a
todos ellos.
Conserve ese tremendo
afecto que siente por su pareja, o mejor aún, trate de ver como renovarlo y
maximizarlo.
Las preferencias sexuales
son tan variables como los hábitos culturales y alimenticios. Algo indigerible
para una persona, podría ser muy sabroso para otra. Lo que intentamos decirle,
es que trate de tener el mayor respeto posible por los gustos y rechazos de su
pareja. Un buen sexo, siempre debe incluir la satisfacción del otro.
Si no encuentra una
verdadera armonía con su pareja, ninguna lectura, postura, fantasía, terapia
sexual, o cualquier otro método, podrá funcionar correctamente.
Solo cuando la pareja
haya logrado un consenso, no sólo en el sexo, sino también en todos los estratos
de su vida, podrá empezar el camino hacia la plenitud. Existen también casos en
los que un miembro de la pareja se queja de la otra persona, y busca mantener
contactos con otro a raíz de la incomprensión que experimenta. No deje que esto
le suceda: trate de atender las necesidades del otro antes de que sea demasiado
tarde.