No fueron pocos aquellos
que, con paciencia de monjes, esperaron durante los últimos años el largamente
anunciado auge del mercado bursátil, -y que al ver durante el año pasado y lo
que va del 2003 que el mismo seguía sin manifestarse, (y muy por el contrario
mostraba cada vez más signos de depresión)-, decidieron inclinarse por esta
antiquísima alternativa de inversión, que, a medida que suma nuevos adeptos,
sigue aumentando su valor.
Sea mediante la inversión
directa en lingotes de oro, o su derivado en títulos de acciones de compañías
mineras (una alternativa que evita tener que cargar con el literal “peso” de
guardar los lingotes en la casa) los especialistas aseguran que el éxito está
asegurado, ya que no vislumbran en el corto plazo un estado de equilibrio en el
mercado bursátil, con lo que suponen que la gente seguirá inclinándose a este
tipo de commodities (recurso natural).
Por eso, a pesar del
aumento que ha registrado el oro a partir de 1999, -casi un cuarenta por
ciento-, los expertos aseguran que este metal precioso todavía está subvalorado,
y que no habrá mayores riesgos si se decide apostar al mismo.
Sucede que a la recesión
mundial iniciada durante el 2001, se la han sumado los escándalos corporativos
de grandes empresas, el auge del terrorismo en varios puntos del planeta (en
especial a partir del 11-S) y el clima bélico a causa la decisión unilateral de
Estados Unidos de realizar la guerra contra Irak.
Este contexto, está
logrando asustar a una gran cantidad de inversionistas, que buscan “retornar a
las bases” y dejar de lado los riesgos de apostar a las compañías o a los
gobiernos para otro momento.
De esta forma, tanto
pequeños ahorristas como grandes compañías de inversión están llevando arriba el
precio del oro, en desmedro de las acciones bursátiles y del desplomado dólar.
Los fríos números nos dan
una acabada muestra de este fenómeno: mientras que el precio de la onza de oro
ha subido desde los 275 dólares promedio en 1999, hasta los 360 dólares durante
lo que va del 2003, promedio del indice industrial Dow Jones ha disminuido de
los más de 9.000 puntos promedio en 1999 (llegando al pico de 11.500 durante el
2000) a menos de 7.500 en los que va del año.
Sin dudas, se puede
inferir que el brillo parece estar destinado para el oro.