¿Serpientes que curan?

Milenarias tradiciones indígenas de América hacen referencia a las propiedades curativas de las serpientes pero, ¿qué fundamento científico tienen estas creencias?

Ya
en los antiguos códices tanto mayas como egipcios se hacía referencia a
ungüentos y emplastos elaborados e partir de diferentes estructuras anatómicas
de ciertos animales e insectos (la mayoría de ellos venenosos).

 En
la actualidad, algunas tribus nativas sudamericanas continúan con la antigua
costumbre de elaborar preparaciones de ese tipo.

He
tenido la oportunidad de presenciar dicha preparación durante una estadía en la
selva amazónica peruano-brasilera.

 La
grasa de algunas especies ofídicas vernáculas se extiende como ungüento para
tratar las consecuencias de traumatismos y de distintos síntomas artríticos y
reumáticos.

El
producto de la molienda de costillas, cartílagos y vértebras suele usarse
localmente para las flebitis, erisipelas y hematomas espontáneos.

Un
emplasto oleoso elaborado con la piel macerada de las víboras del género
Bothrops se aplica sobre heridas y hemorragias superficiales y para
contrarrestar el efecto de picaduras y mordeduras de animales ponzoñosos, como
así también para eczemas infectados.


Los órganos reproductivos de algunas serpientes, los suelen hervir en aceite
vegetal y tienen reputación entre los aborígenes como potente afrodisíaco.

 Sin embargo, no existe ningún trabajo científico serio que avale o rectifique
las atribuciones etno-biológicas de estas medicinas empíricas.