Por Martín Luther
King
Tengo un sueño, un solo
sueño, seguir soñando.
Soñar con la libertad, soñar
con la justicia, soñar con la
igualdad y ojalá!!… ya no
tuviera necesidad de soñarlas.
Soñar a mis hijos, grandes,
sanos, felices, volando
con sus alas,
sin olvidar nunca el nido.
Soñar con el amor con
amar y ser amado
dando todo sin medirlo
recibiendo todo sin pedirlo.
Soñar con la paz en el mundo,
en mi país… en mi mismo,
y quién sabe cuál es
más difícil de alcanzar.
Soñar que mis cabellos
que ralean y se blanquean
no impidan que mi mente
y mi corazón sigan jóvenes,
y se animen a la aventura,
sigan niños y conserven la
capacidad de jugar.
Soñar que tendré la fuerza,
la voluntad y el coraje
para ayudar a concretar mis
sueños en lugar de pedir por
milagros que no merecería.
Soñar que cuando llegue al
final podré decir
que viví soñando y que
mi vida fue un sueño soñado
en una larga y plácida noche
de la eternidad.