Ingredientes (para dos):
2/3 rosas rojas
–solo las extraídas del jardín y sin uso de fertilizantes o fungicidas
100g de crema de leche
100ml de leche
2 yemas de huevo
2 claras de huevo
4 cucharadas de azúcar
50g de azúcar impalpable
1 gota de esencia de rosas
Procedimiento:
Arrancar los pétalos
de las rosas con cuidado de no romperlos, colocarlos en un recipiente con agua
fría –para rehidratarlos y conservarlos frescos hasta su uso-.
Batir las claras a punto de nieve.
Tomar unos 10-14 pétalos y secarlos cuidadosamente con un papel absorbente.
Pasarlos suavemente por la clara de huevo batida y cubrirlos completamente por
azúcar impalpable; sacudirlos bien para librar el exceso y ponerlos a orear
por lo menos una hora a temperatura ambiente –deben quedar duritos-.
Moler el resto de pétalos –groseramente- e incorporarlos con la esencia de
rosas a la leche con parte del azúcar.
Calentar a baño maría.
Batir las yemas con el resto de azúcar hasta que cambien el color y estén bien
espumosas.
Agregarle la mitad de la leche caliente, mezclando vigorosamente, para luego
incorporar al resto de leche en el baño maría y seguir cocinando
–revolviendo con cuchara de madera- hasta que espese y se pegue al dorso de la
cuchara. Retirar y llevar a un baño inverso –con agua fría y hielo-.
Batir un poco la crema de leche e incorporarla, luego las claras a nieve (puede
hacerse con merengue italiano o suizo, es más seguro).
Completar dos copas y llevar a la heladera mínimo 6-8 horas.
Servir decorado con los pétalos de rosa semicaramelizados y si es de su agrado
espolvoreado con canela y azúcar impalpable.
Nota: Después de servilo a esa persona
tan especial que queres conquistar, podes darle un piquito –beso suave en los
labios-, pero mejor es un beso en la frente porque ese es un beso de veras
–además es más emocionante el aguantarse un poquito….-, después lo demás
lo pones vos y él o ella.
Este postre nunca falla, tendrás la misma sensación que causan las sabanas de
seda.
Nunca lo ofrezcas sin preparar la ocasión debidamente; puede no ser aceptado,
pero antes de servirlo avísale que esté dispuesto/a a una noche de sensaciones
a descubrir.
Después contame.
Intenta conservarlas, poeta,
por pocas que sean las que se detengan,
tus visiones eróticas.
Semiveladas metelas en tus versos.
Poeta, intenta asirlas
cuando se despierten en tu cerebro
durante la noche o en el fulgor del medio día.
-Constantino Cavafis-
¿Te gustaría cocinar como los mejores
chefs? Pues inscríbete ahora en nuestros cursos gratis:
Sexo y
comida: el Tantra del amor
Cocina
afrodisíaca
Cocina mexicana