Son pocos
quienes, en situaciones extremas, niegan el poder de la fe en la religión, pero
no obstante, se sabe que la distancia entre la fe en la ciencia y la fe en Dios
se ha estado manteniéndose inmutable durante siglos enteros.
Sin embargo, recientemente, el espacio entre la ciencia y la
espiritualidad parece haberse estrechado. Por cierto, no se trata de que una
reemplace a la otra, pero sí parece que el poder de la medicina y el poder de
la oración pueden congeniarse en una poderosa fuerza para la curación, por lo
que tal vez, no sea raro ver el futuro a cirujanos haciendo rezos mientras
utilizan si bisturí.
Para entenderlo mejor, eche una mirada a lo qué las
investigaciones de la ciencia médica han arrojado en relación con el poder
curativo de la oración.
El poder de la oración
Una investigación llevada a cabo en los Estados Unidos
seleccionó a un grupo cristiano para que orase por la mitad de los pacientes
que se encontraban en una unidad de cuidados coronarios de Kansas, Estados
Unidos.
Según los responsables de la institución, se pudieron
observar recuperaciones asombrosas de la enfermedad en los pacientes hacia los
que se efectuaron rezos, y esperanzas muy positivas para los amigos y familiares
del paciente.
Para hacer el estudio, el secretario del capellán asignó
al azar a todos los nuevos pacientes en dos grupos: aquellos por los que se oraría
y aquellos que recibirían un cuidado usual. Así, en un período de doce meses,
los pacientes a los que se le hicieron oraciones (y que, como sabe, ignoraban
estas oraciones) estuvieron mejor que aquellos que no recibieron oraciones.
Uno de los estudios más asombrosos fue realizado en 1988,
cuando se pidió a voluntarios que
ofrecieran una oración diaria para los 192 hombres y mujeres críticamente
enfermos en la unidad cuidado coronario de un hospital de San Francisco, sin que
estos lo supieren.
Y aunque estos pacientes ignoraban las oraciones, los
informes señalaron que hubieron menos casos de fallas cardíacas, infartos, y
pulmonía, y menos necesidad se suministrar antibióticos, en comparación con
otros 200 pacientes internados en la unidad.