Cuando se observan las
descripciones que hacen los medios masivos, e incluso que hacen una gran
cantidad de personas, con respecto a los gays, es muy común que, a menudo, se
formen imágenes de jóvenes tomando un estilo de vida particular, casi como si
fueran parte de un grupo que vive en una eterna juventud despreocupada.
Estas nociones ocultan el hecho
de que, en efecto, hay mucho más en la vida de cualquier gay, que como
cualquier mortal, crece y suma años, desarrollando en su vida aspectos
significativos e individuales que varían entre cada uno, y que parecieran no
obstante no ser tenidos en cuenta, algo extraño si se compara con el progreso
que existió en muchas cuestiones sociales.
De hecho, parecería como si los
gays que se acercan a sus cuarenta años entrasen en un verdadero Triángulo de
las Bermudas, llegando a estar muy perdidos sobre como manejarse en aquellos años
desconocidos des los que nadie habla. Y todo esto, por supuesto, se agudiza al
acercarse a los sesenta.
Una realidad distinta
Sin embargo los gays adultos
pueden comenzar a saber como manejarse en estos años “perdidos” muy rápidamente,
pues a menudo se encuentran haciendo lo que muchos otros adultos hacen, es decir
llevar una vida como parte de una pareja estable, verse con amigos, balancear el
ocio con los compromisos laborales, cuidar de su salud, mantener una sexualidad
activa, y tomar parte en el mundo exterior, es decir activando políticamente,
en la comunidad o desarrollando ideas. De hecho, muchos gays de mediana edad
afirman que los años recientes eran los mejores de su vida.
Estos escenarios, por supuesto,
son muchos más factibles de ser desarrollados sin conflictos en aquellos
ambientes donde no existen prejuicios o discriminaciones que interfieran con su
vida diaria, algo que todavía no se puede decir que sea la regla, y no la
excepción.
Lo cierto es que, incluso
asumiendo que existen una tendencia hacia una mayor comprensión de la vida de
los gays, tanto social como legal, –el hecho de que en Buenos Aires,
Argentina, se hayan promulgado leyes que permiten su unión formal es sólo una
muestra de esto- todavía queda la pregunta de por qué hay tanta dificultad
para ver la diversidad en la comunidad gay, la mayoría de cuyos miembros viven
una vida normal y corriente.
Sin lugar a dudas, el sida ha
contribuido a oscurecer el sentido de cómo podrían desarrollar una vida normal
los gays en la mediana edad y durante la vejez. Sucede que muchos hombres que
fueron verdaderos pioneros en hacer pública su identidad y afirmar abiertamente
su condición de gays mientras eran jóvenes, hoy en día ya se han perdido a
causa de esta enfermedad, y con ellos, la posibilidad de una activa militancia
en la vida adulta gay.
Asimismo, para muchos gays
infectados de HIV hoy en día, los avances de sus tratamientos tan sólo
recientemente les han permitido tener la noción de que sería posible llevar
una vida adulta completa y plena en lugar de una destinada únicamente a luchar
contra la enfermedad.
Otra razón muy importante que ha
provocado que no se tenga la noción de que existe una vida adulta en los gays,
es el mismo estigma del envejecimiento, el cual es dificultoso de reconocer en
los gays pero también en la vida de cualquier ser humano, pues a nadie le gusta
hacer referencia al tema, por lo que no es casual que los medios se empeñen en
ocultarlo.
Pero además, son varias las
organizaciones homosexuales que se hacen ver, predominantemente, por el prisma
de la sexualidad juvenil, por lo que será muy lógico que la imagen de gays en
las diversas etapas de la vida estén muy oscurecidas, más aún que en otras
personas.
En esto tienen injerencia muchos
gays jóvenes que, de hecho, ven su propio mundo como una constelación
predominantemente sexual y juvenil, limitando así el acceso a los gays de
mediana edad, que parecen no tener cabida dentro de este contexto.
Por el contrario, si se
consultara cual es la perspectiva de los hombres homosexuales de mediana edad,
se podría observar que para ellos, la mística de las personas puede reflejar
algo mucho más profundo que la mera atracción sexual.
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