Un adolescente llega a la casa dos horas después de lo anunciado, sin ni siquiera llamar.
Padre: ¡podría haber sido víctima de un accidente! ¿Por qué no llamó? ¿No le importan lo que su madre y yo sentimos?
Hijo: Sólo llegué un poquito tarde. Estuve hablando con una chica y luego le ofrecí llevarla a la casa, donde nos quedamos hablamos un rato. ¿Cuál es el gran problema? ¿No les importa cómo me siento?
Por supuesto que a ellos él le importa, aunque el chico pueda no darse cuenta, y claro está también que a él le importan sus padres. Pero si las reglas no están bien establecidas, seguramente habrá problemas. Lo qué sucede con demasiada frecuencia, es que los padres no tienen en cuenta las diferentes posibilidades, y por lo tanto no ponen las reglas adecuadas, dándolas por sobreentendidas. En este caso, cuando son "rotas" no tienen mucho para esgrimir.
Una de las cosas que ayudarían a esta situación, es poner pautas por adelantado, en donde, por ejemplo, se diga ‘entiendo que puedas llegar a retrasarte por algo importante para ti. No habrá problemas si haces un llamado y lo consensuas con nosotros, pero si llegas a casa tarde, sin avisar, esto es lo que sucederá (…), por lo que seguramente no te convendrá hacerlo.
Aunque la mayoría de los jóvenes se rebelan exteriormente contra los límites, en el fondo los desean, porque eso significa que sus padres cuidan de ellos, incluso al punto de arriesgarse a una molesta confrontación, todo lo cual significa que los aman y están pendientes de sus hijos.
Un padre encuentra un cigarrillo en la habitación de su hijo.
Padre: El tabaco es malo, y una vez que se comienza es muy difícil dejarlo. Parece estar cometiendo los mismos errores que nosotros cometimos cuando jóvenes, y no queremos que lo haga.
Hijo: Seguramente fumaron cuando tenían mi edad (o aún lo siguen haciendo). ¿Por qué entonces yo no puedo hacerlo?
Según los especialistas, la honradez y sinceridad es la mejor política que se puede usar aquí, por lo que si los padres fumaron, ellos simplemente deben decir que lo efectivamente lo hicieron, pero cuando eran chicos, y junto con su grupo experimentaban.
Pero al mismo tiempo, pueden, hacer que el joven sepa que las consecuencias fueron malas, o caso contrario se lo dirían, y que incluso hubieran sido peores si sus padres se hubiesen enterado, por lo que entienden su situación, y como recomendación, le sugieren no meterse en problemas, ni con su vida ni con ellos (los padres) mismos. Los padres tienen que darse cuenta de que sus hijos tampoco están bajo su guía todo el tiempo, y no deben tratar de dar de límites que ellos no puedan imponer.
Si honestamente se le recomienda al joven no meterse en problemas, es probable que el mismo piense que, por lo menos sus padres son es honestos con él y no tratan de negar nada, sino de aconsejar el mejor camino. Los adolescentes son detectores de mentiras sumamente refinados, y son bastante buenos para presentir cuándo sus padres vacilan o se contradicen.
Y si el chico los contradice con un "Bien, si ustedes lo hicieron, por qué no puedo hacerlo yo?" la mejor respuesta de sus padres quizás será que, "todos aprendemos de nuestros errores, y nosotros esperamos que tú te puedas beneficiar del nuestro. Nosotros no tuvimos padres abiertos como nosotros que nos hablen tanto acerca de lo malo que es el tabaco, ni de cuán perjudiciales son sus efectos a largo plazo, algo que, gracias a nosotros, tú puedes saber".
Un adolescente –varón o mujer- le hacen a sus padres una pregunta franca acerca del sexo.
Padre: Si les doy una respuesta también franca, estoy aceptando indirectamente el sexo en mi hijo (o hija) adolescente. Pero además… ¿pasa algo, de todos modos? ¿Hay algo que no me dice?
Hijo: necesito realmente saber la respuesta, pero tengo vergüenza de preguntársela a mis amigos. ¿Se reirán también mis padres? ¿Qué saben ellos acerca del sexo, de todos modos?
Si un chico siente que pueda ir en primer lugar a consultar a su padre por una duda respecto al sexo, ya será una buena señal, pues será claro que hay confianza en él. De hecho, según los especialistas, los padres deberían hablar al respecto desde bien temprano, de manera tal que la educación sexual no sólo comience cerca de la pubertad, porque en esa etapa, muchos chicos no sabrán que sucede con sus cuerpos.
Una película es muy recomendable al respecto, o programas de televisión que sirvan como punto de partida para la charla. Por cierto, es necesario que le indique también que no tendrá que existir un debate con cada película que miren juntos, o ellos nunca querrán mirar nada más con sus padres.
Hablar con sus hijos sobre el sexo es muy importante, porque la educación sexual que se brinda en las escuelas es muy variable, y los chicos tienen también mucha información errónea que les llega de sus compañeros. Algunos chicos, señalan los expertos, todavía llegan a los consultorios creyendo que se pueden tener pelos en las manos si se masturban y otras chicas creen que no pueden bajo ningún punto de vista quedar embarazadas con el coitus interruptus. Son rumores que existen desde hace varios años, y todavía persisten hasta hoy.
Por eso, estar abiertos y ser francos para hablar acerca del sexo, por difícil que sea para ciertos padres, es muy importante.
Si los padres buscan que sus hijos no sean debutantes precoces, no les deben mentir acerca del sexo, sino simplemente decirles que es una cosa maravillosa, pues una relación entre dos personas que se aman el uno al otro puede ser lo mejor que se pueda experimentar, pero por eso mismo, será mucho más significativa si esperan hasta estar seguros de estar enamorados, pues además, toma un cierto nivel de madurez saber apreciarlo completamente.
Si las hormonas de los jóvenes manejan la decisión, ellos pueden no escuchar a sus padres, pero, de todos modos, los padres tienen la obligación de darle por lo menos información sobre prevención de enfermedades sexuales. Por eso, si los hijos son sexualmente activos, y sus padres se entera de ello, entonces tienen que ayudarle a tomar las precauciones necesarias, pues pueden no estar contentos con esa decisión, pero tienen que aceptarla y seguir cuidando a su hijo.
De todas formas, se debería saber que poder hablar francamente desde bien temprano sobre sexo con los hijos, cualquiera sea la situación, da cuentas de buenas y sanas relaciones entre los padres y los hijos, pues será claro que existe confianza. Asimismo, si los jóvenes pueden hablar abiertamente de sexo, será menos probable que lo experimenten en una edad temprana, pues en las familias donde hablar de sexo es tabú, puede existir, de parte de los jóvenes, la tentación por la trasgresión.
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