Cómo elegir un traje. Parte 2

Todo lo que necesita saber para elegir el traje que mejor le sienta... y no el que más le conviene la vendedor.

Tomando altura

Si los pantalones ya calzan bien en la cintura,
nalgas, y dobladillo, y no necesitan de más ajustes, podrá comenzar a probarse
el resto del traje, manteniendo siempre los pantalones puestos. Si los debe
dejar para un ajuste, póngase los que trajo para probar el resto del traje.

Recuerde que en el caso de que el traje lleve un
chaleco, el mismo también le deberá sentar muy bien. Lo más apropiado, sería
que se lo pruebe con una camisa del mismo peso que la llevará cuando use el
traje.

El chaleco deberá sentarle muy bien, es decir sin
mostrar pliegues o abultamientos cuando usted se siente o se pare. Las mangas
deberán ser abiertas, para que se pueda mover con confort, pero sin dejar que
la prenda se abulte. La parte trasera no se deberá arrugar ni subir cuando se
realice una actividad normal. Por eso, al probárselo, debería moverse mucho en
la tienda, para probar todos estos aspectos.

Para el caso que le siente bien, podrá comenzar a
probarse el saco. Mantenga el que tiene o pruebe otro, pero en cualquier caso
tenga puesto un chaleco al probarse el saco (en caso de que lo vaya a usar con
chaleco).

Cuando se pruebe el saco, debe saber que lo más
importante es como lo sentirá. De hecho, por más que se vea muy bien con esta
prenda, si la misma no lo hace sentir perfectamente cómodo, al sentarse,
pararse o moverse, no sería buena idea comprarlo. Tenga en cuenta que lo usará
por largo tiempo, con lo que no sería nada bueno que, de entrada, el saco le quede incomodo.

Por cierto, no es fácil dar cuenta de cómo debería
sentar un saco. Lo que es claro, es que un tarje que va bien debe destacarse
del resto, es decir con colores y patrones no habituales, pero que tampoco
desentonen con el ámbito en el que usted se mueve.

Al igual que los pantalones, el calce del saco debe
comenzar por arriba, más precisamente
por el cuello. Esté área debe ser vista cuidadosamente, y si no existe una
lisura absoluta, es decir sin arrugas o deslizamientos, el sastre debería
intervenir para ajustarla.

Debe saber que el cuerpo de traje se realiza antes
de incorporar el cuello, y cuando este se pone, debe quedar perfecto. En los
trajes, reparar el cuello es todo un tema, ya que el mismo debe ser desprendido
total o parcialmente del área, lo cual a menudo los sastres no quieren hacer,
pues es un trabajo meticuloso que consume mucho tiempo, con lo que suelen
hacerlo rápido y mal, dejando incluso al mejor saco como uno feo y desaliñado.

Si existen problemas en este área, debe decirle al
sastre que el arreglo debería ser muy preciso y bien hecho. Así, si él sabe que
usted está muy atento a esto, se esforzará por hacerlo lo mejor posible, para
no tener que volver sobre sus pasos.

Muchos hombres tienen problemas con el cuello
porque no tienen una postura perfecta, pues los talles y proporciones de
un traje estándar están hechas para
hombres con posturas perfectas.

El saco debe sentar muy bien también alrededor del
pecho y la cintura. Al igual que señalábamos con el pantalón, cuando se esté
probando el saco, no olvide poner en el interior de los bolsillos aquellos
objetos que suele llevar, como los cigarrillos, las llaves, los pañuelos, etc.
Si le piden que se los saque, niéguese, pues es así como usted llevará el saco.
Recuerde que el cliente siempre tiene la razón, por lo que si no se comportan
bien, debería irse a otra tienda.

El
traje deberá caer muy bien en toda el área del
pecho, sin abultarse, plegarse, ni formar arrugas en cualquier parte de este
área, especialmente en las solapas.

Para el caso que tenga una cintura muy delgada, el
saco debería ser un poco más ajustado que si se es más ancho. Esto es así
porque, al sentarse, el saco tenderá a inflarse si se tiene un poco de abdomen,
pero no lo hará si no es así. Para corroborar esto, deberá sentarse con el
traje cerrado, viendo como le queda. Si el mismo le tira, deberá pedir un
ajuste.

Para medir si el largo del traje es el adecuado,
debería pararse firme con sus brazos bien estirados hacia sus costados, y las
palmas de sus manos contra los costados del saco. Luego deberá cerrar las
manos. Si el extremo de las mangas cae a la altura de la curva de los dedos
semi-cerrados, estará bien. Si es visiblemente más largo o corto, deberá
descartarlo totalmente, pues el mismo no podrá ser corregido. Por cierto, si
sus brazos son bastante más largos o cortos que los de una persona de su
contextura, debería cerciorarse que el sastre tenga en cuenta esto para hacer
los ajustes apropiados.

Lo ideal sería que las puntas de las mangas del
saco estén a aproximadamente trece centímetros del extremo del pulgar, y nunca
a más de catorce y medio. Si no es así, podría verse como un mago, payaso, o
cualquiera que porte una vestimenta exótica. Si usa puños franceses, debe estar
muy atento a los tamaños. Muchos trajes no se adaptan a los puños franceses por
que los mismos son muy ajustadas, lo cual es una severa limitación que se debe
tener en cuenta.

Una vez que encuentre el mejor traje para su contextura,
debería pararse, caminar, sentarse, para probar su comodidad y aspecto en todas
las áreas. Si desea llevarlo, déselo primero al sastre para que le realice los
ajustes que consideraron necesarios, pidiéndole además que le guarde el
material que pueda llegar a sacar de los dobladillos de los pantalones.

Finalmente, sólo quedará
arreglar el día en que el traje debería estar listo para ser retirado. Cuanto antes mejor, ya que en el noventa por
ciento de los casos, el traje necesita más ajustes luego de ser probado
nuevamente. Recuerde pedir todos los ajustes que sean necesarios, sin importar
las veces que deba concurrir.