Gorgojos, terapia no apta para racionalistas

Ultimamente se puso de moda un tratamiento para todo tipo de enfermedades, consistente en comer un tipo de escarabajo, los gorgojos. Los profesionales médicos le restan valor a esta terapia sin base científica, y alertan sobre los peligros que podría representar

No les importa que no haya evidencia científica que
lo avalen. Tampoco que nadie pueda explicar de forma racional como es que
funciona. Pero lo cierto es que cada día son más las personan que tratan sus
dolencias, que van desde la artritis hasta incluso el sida y el cáncer mediante
los gorgojos.

Los gorgojos
son un tipo de escarabajo cuyo nombre científico es tenebriónido, y es
originario en Japón. Según afirman los cultores de este tratamiento, su consumo
como medicina es una tradición milenaria, aunque en Latinoamérica esta práctica
tiene sólo diez años.

De hecho, una de las cuestiones que diferencian a
este tratamiento de moda de otros que se conocieron con anterioridad, es que el
mismo parece no tener fines lucrativos, pues todas las personas que los crían
los reparten gratuitamente (lo cual es parte de las instrucciones para
producirlos), más allá de algunos casos excepcionales en donde se buscaron
sacar ganancias a costa de la desesperación ajena.

Hipótesis

Según señalan los defensores de este tipo de
tratamiento alternativo, el mismo funciona cuando los insectos llegan al
estómago y liberan proteínas, aminoácidos y un tipo de toxina desconocida.

De hecho, lo más impactante, es que para que esto
suceda el tratamiento requiere comerlos vivos. En muchas personas, esto provocó
colitis, aunque también, según ellas, un alivio de los trastornos que deseaban
combatir.

Los profesionales médicos señalan que, al igual que
muchas modas, los gorgojos son una práctica de gente desesperada que busca
soluciones mágicas, pero que en poco tiempo disminuirá, cuando la gente
compruebe que no tienen efectos benéficos, por lo que le restan importancia.

Sin embargo, advierten sobre riesgo de usarlos en
reemplazo de los tratamientos convencionales, probados científicamente. En esos
casos, afirman, el consumo si podría ser negativo, pues se estaría reemplazando
un tratamiento efectivo por otro inocuo, que podría hacer que la enfermedad
avance y empeore la salud del paciente.

El otro riesgo es el declarado por las autoridades
sanitarias, ya que afirman que el tenebriónido no es una especie originaria de
Latinoamérica, por lo que no tiene enemigos naturales que frenen su
reproducción, lo que la convierte una potencial plaga para los granos y
cereales almacenados.