El perro también está de vacaciones.

Llevar al perro con nosotros significa estar atentos a sus necesidades. Mejor prevenir que curar con alguna de todas estas recomendaciones...


 

Si
el perro nos llevara a nosotros de
vacaciones, seguro que le pediríamos que
tenga en cuenta todas nuestras necesidades: que durante el viaje nos dejen bajar
en las paradas para estirar las “patas”, hacer nuestras necesidades, etcétera.

Pero
además nuestros perros, por su memoria genética y por ser absolutamente territoriales, deben tener a disposición su
comedero habitual, la frazada en la que reposa, y todas sus “pertenencias”.

Si el viaje es en auto se debe tener en cuenta que al no estar acostumbrados a
estar en movimiento, pueden producirse vómitos o mareos, por lo cual es
recomendable hacerlo ayunar 24 horas antes del viaje, y consultar al veterinario
que posiblemente recete gotas contra la quinotesis.

Una
vez llegado al lugar destinado, es conveniente averiguar por la dirección de un
médico de animales, su dirección, teléfono y horarios.

También es importante
vestir a la mascota con un collar identificatorio (nombre, teléfonos para
recuperarlo, dirección temporaria, dirección durante el resto del año, y un
pedido de devolución gratificada).

El
perro
debe tener también la actualización de la vacuna contra la
rabia y el
certificado de aplicación, que en el caso de los viajes en tren o avión debe
estar fechada con menos de 30 días de antigüedad, y si el transporte es hasta
fuera del país se debe averiguar en el consulado correspondiente sobre la
necesidad de alguna documentación agregada.

Si
el lugar de vacaciones es cerca del mar, se debe tener en cuenta que los perros
son de juguetear en el mar y en mayor o menor medida, tomar agua salada, en ese
caso se debe contar con agua potable para refrescarlo.

De
entrarle arena en los ojos normalmente se la sacan ellos mismos, de no ocurrir
esto, debe lavarse la zona con té caliente o llevarlo al veterinario para
evitar lesiones de córnea.

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