En
los tiempos actuales, no es nada raro que ambos padres deban a salir a trabajar
con el fin de mantener el hogar. En consecuencia, existe una legión de chicos
que podrían quedar solos… si no fuera por sus abuelos.
En
efecto, cada vez son más los abuelos que se dedican a la crianza casi completa
de sus nietos, pues, sumado al hecho de que tanto padres como madres deben
abandonar el hogar la mayor parte del día, los mayores de hoy en día tienen
una cada vez mayor expectativa y calidad de vida, con lo que puedan hacer frente
a muchas de las tareas que demanda el cuidado de uno o varios niños.
Esta
tarea de “abuelazgo”, que muchas veces nace como una ayuda hacia sus hijos,
suele derivar en la gestación de un vínculo muy profundo, el cual jamás
hubiesen logrado de no haber sido por esta convivencia.
Sucede
que la relación consta de un gran número de aristas, pues estos abuelos no sólo
les preparan las comidas, los llevan al colegio, o les cambian los pañales si
los nietos son bebes, sino que además los ayudan con la tarea, les dan
consejos, les cuentan historias, y les enseñan artes u oficios.
Todas
estas cuestiones reafirman sin ningún lugar a dudas el vínculo previo que
nietos y abuelos pueden haber sostenido, lo cual beneficia tanto a los nietos
como a los mismos abuelos.
Esto
es así por el hecho de que, como vimos, los nietos pueden contar con la compañía
de un adulto que los asista y apoye, pero además, los abuelos se sienten
personas muy útiles, queridas y valoradas, tanto para sus hijos como para sus
nietos.
De
hecho, son muchos los testimonios de abuelos que afirmaron “volver a vivir”
con la crianza de los hijos. Sucede que estos mayores, luego de la jubilación,
habían comenzado a sentirse poco útiles, sobre todo a causa de los mensajes de
una sociedad que constantemente reprueba a los mayores jubilados.
Pero
además, los nietos que son criados por sus abuelos no sólo cuentan con el sostén
de un mayor, sino que, según los especialistas, suelen aprender a valorar y
respetar a las personas mayores desde muy temprano, algo que será muy
importante para toda su vida, y por supuesto una contribución a las relaciones
humanas y a la sociedad en su conjunto.
No sólo entre familiares
Que
los abuelos cuiden a los niños resulta tan beneficioso para las tres partes
involucradas que por supuesto no debería estar reservado sólo para quienes
mantienen lazos sanguíneos entre sí. Esto es lo que piensan algunos
profesionales, que intentan gestar nuevas relaciones entre niños y mayores.
Así,
estos especialistas crean programas en los que -por ejemplo- los adultos son
convocados a las escuelas para que, mediante el aporte de su experiencia y
conocimientos, lograran establecer un contacto con los niños que allí
estudiaban.
De
este modo, los hombres mayores comenzaron a enseñar ajedrez a los chicos,
mientras que las mujeres capacitaron a las niñas en el arte de tejer. Según
los responsables de las escuelas, las relaciones que se generaron fueron
maravillosas, pues se gestó un gran vínculo intergeneracional en el cual, además,
tanto los mayores como los niños reforzaron sus identidades.
Tan
grande fue el éxito del programa, que estos profesionales tomaron las medidas
necesarias como para ubicar parte de los niños internados en un orfanato dentro
de un hogar para ancianos. Nuevamente, se gestó una gran relación, en este
caso mucho más informal, sin horarios ni imposiciones, pero que para muchos niños
y adultos significó incluso una razón para vivir.
Por
supuesto, estas experiencias exitosas entre abuelos y nietos “postizos” no sólo
se dan en el ámbito institucional, pues de hecho existen muchos casos en los
que una vecina/o de confianza se encarga de cuidar a los niños mientras los
padres se encuentran ausentes por motivos laborales.
De
todas formas, si bien esto también suele ser una experiencia exitosa y
gratificante para ambos, los especialistas recomiendan –en los casos en que se
intenta la experiencia a una escala que exceda lo familiar- que siempre exista
una institución que medie y controle el vínculo, para prevenir cualquier
potencial problema.
Pero
de lo que todo padre puede estar seguro, es que la relación que se establezca
entre sus hijos y un mayor será muy beneficiosa para los chicos, pues, además
de brindarle compañía, le proveerá de una gran dosis de respeto y solidaridad
hacia el prójimo.
Además,
los especialistas sostienen que de nada deben preocuparse los padres por el
excesivo consentimiento que seguramente recibirán sus hijos de parte de los
abuelos, pues ellos no son los padres, y la imposición de límites debe
provenir de parte de estos últimos.