Cómo recordar nombres

Hay pocas cosas que necesitemos recordar tanto como los nombres de las personas... y pocas que olvidemos con tanta frecuencia. Consejos para no olvidar más un nombre

”¡ Qué casualidad ! Ahora que me dices que necesitamos
contactar a alguien que trabaje en la industria plástica, justamente ayer
estuve en una reunión en donde conocí al gerente de compañía del ramo, ya mismo
estoy llamando al ingeniero… eehh… al ingeniero… ¡¡ Caramba, olvidé su
nombre justo cuando más lo necesitamos !!”

¿Le resulta esto conocido?

Seguramente que sí. Y para que no le vuelva a pasar, le
sugerimos seguir estos sencillos métodos para nunca más olvidar un nombres
(salvo que quiera olvidarlo, claro).

Atención y concentración

Prestar atención es el primer paso para recordar un
nombre. Cuando le presentan a alguien, trate de enfocar toda su atención cuando
mencionan el nombre de esa persona.
Dígalo en voz alta, repítalo, repítalo para usted mismo cuando se va. Y, si
puede, anótelo en un papel. Y, cuando vuelve a su casa, repase todos los
nombres que anotó.

Repetición

“Buenas noches, señor Gavilán. Encantado, señor Gavilán.
Hasta luego, señor Gavilán”.

No hay mejor manera de hacer que algo se grabe en su mente que repetirlo.

”Es un placer mi conocerlo, señor Gavilán”. Además de impresionar
agradablemente a la otra persona (a todos nos gusta que presten atención a
nuestro nombre), usted ya ha comenzado a grabar ese nombre en su mente.

A continuación, puede preguntar como se escribe su apellido: “¿con b o con v?”.
El señor Gavilán no se ofenderá (todo lo contrario).

Y, mientras sigue conversando con el señor Gavilán, puede indagar aún más sobre
su nombre: “Sabe que vivo cerca de una calle que se llama Gavilán, creo que le
pusieron ese nombre en homenaje a un prócer, ¿alguna relación con usted?”.

Y antes de irse, no olvide despedirse: “ha sido un gusto
conocerlo, señor Gavilán”.

Cuando tenga que llamarlo la semana próxima, seguramente recordará sin
problemas el nombre de ese gerente de la industria plástica, el señor Gavilán.

Asociación


Usted, ¿a quién recuerda mejor?:
¿Al hombre de traje formal gris, camisa blanca y corbata oscura que cruzó en la
calle esta mañana, o al estrafalario hombre de edad indefinida con pantalones
rojos y algo semejante a un plumero en la cabeza?

Lo tonto, absurdo, divertido, grotesco, atemorizante, trágico o melodramático
funciona mucho mejor en los sistema mnemotécnicos (técnicas para recordar
cosas), justamente porque ese mismo absurdo (o cualquier otra de esas
cualidades) es lo que lo hace diferente del resto de las impresiones y
pensamientos “normales” (¿o aburridos?) que encontramos a diario, permitiendo
por ello que se recuerden mucho mejor.


Asociar lo que se quiere recordar con otra cosa es uno de los métodos básicos para
recordar cosas, pero adquiere una importancia crucial en el caso de los
nombres.

¿Por qué?
Pues simplemente porque si usted tiene que recordar, por ejemplo, la lista del
supermercado, usted ya tiene una imagen mental de la leche, los huevos y la
lechuga, conoce cuáles son sus representaciones posibles y con qué se podría
asociar con recordarlos con facilidad.

Pero usted no tiene nada de eso cuando se trata de recordar el nombre del señor
Maldonado, a quien le acaban de presentar.

Si usted tiene algún tipo de conexión previa con el nombre o la palabra
(¿veranea seguido en Punta del Este, departamento de Maldonado, Uruguay?, ¿esa
nueva promesa del béisbol que vio por la televisión se llama también
Maldonado?), la tarea resultará mucho más fácil (siempre que usted recuerde
hacer la asociación en su mente).


Si no la tiene, será el momento de crear una imagen en su mente del nombre
Maldonado, cuanto más absurda o divertida, mejor (mientras no se le “escape” en
voz alta delante del señor Maldonado):
Quizás el señor Maldonado lleva unos pantalones demasiado cortos, ¿de dónde los
habrá sacado?, parecería que los hubiera encontrado en una subasta del Ejército
de Salvación, pero esos pantalones no son para adultos, alguien se equivocó al
donar los pantalones de su hijo, es evidente que el señor Maldonado lleva unos
pantalones que han sido mal-donados.

Tonto, ¿no es así?
Y, justamente por eso, usted recordará fácilmente el nombre del señor
Maldonado.