Solo
les pido que pierdan unos minutos en la lectura de lo que sigue. Son unas
breves reflexiones sobre la libertad de culto, que se ha
transformado en “libertad de curros” (ver en ENPLENITUD.COM: “Como engañan y
curran estos chantas”, Carta de Lectores editada el 10
de julio de 2002). Este material habla de mi indignación por la facilidad
con que algunas libertades son convertidas en un aberrante libertinaje que
amerita la atención de todos, ciudadanos y autoridades. El engaño, la captación
indiscriminada de personas con problemas reales que oblan grandes sumas de
dinero por supuestas curas místicas, limpiezas de hogares, unión de parejas
desavenidas e infinidad de ítems, debe ser investigado y neutralizado. Las
autoridades no pueden hacer la vista gorda.
Ciertos
programas de televisivos – “Conferencia Empresarial”
(?), “Sanadores Místicos” (?), “Hermanos
de la Magia Blanca” (?), “Terapia
de Plenitud de Vida”, etc. – apelan a imágenes religiosas de
fuerte raigambre popular (San Cayetano, San Antonio, la Virgen de Luján,
la Inmaculada Concepción y otros venerables santos y santas), y también a
Cartas Astrales o a otros íconos para engatusar groseramente a
gente que, visiblemente desorientada por problemas cotidianos que no saben o no
pueden resolver, es subyugada por carismáticos charlatanes y
falsos “profetas”, quienes con marcado acento
foráneo (portugués o caribeño) les venden tranvías, buzones y algo más…
Los
dos brasileños que conducen “Conferencia” son
difíciles de entender por el castellano cocoliche que hablan, producto de
un fuerte acento portugués. Mezclan judaísmo con cristianismo, apuntan hacia
gente con pequeñas y medianas empresas, y venden cruces con potestades
prodigiosas y extraordinarias. También charlan telefónicamente y llegan a
concretar hasta tres funciones diarias, un día de la semana, en el local de un
ex cinematógrafo de Lavalle 940, en el mismo lugar donde los sábados
actúan otros brasileños con su “Terapia de
Plenitud de Vida”, los que colocan en el mercado su aceite y
perfume que dan fragancia a la vida (amplío in
fine).
El
“hermano” presentador de los “Sanadores
Místicos”, para enaltecer y “jerarquizar” su
ego, en la presentación de los envíos nocturnos
hace anteponer una fotografía suya sobre escenarios de Egipto,
Israel, China, India, Tibet, etc. El colmo de la caradurez.
Este
“sanador” oferta de manera insólita y para nada
clara la “cruz de la
natividad”, que se dice saldrá a la venta el 15 de
febrero. Si mal no he aprendido, la cruz es el
símbolo único e indicativo de la muerte de Jesús en el Monte
de los Calvarios, y no de su nacimiento en Belén. Natividad sólo puede
aplicarse al día en que Jesús vino al mundo, y a ningún otra cosa.
La
cruz la soportó Cristo 33 años más tarde, por lo que no se puede
concatenar la felicidad de un nacimiento con el símbolo del martirio y la
muerte.
Que
quede en claro que la “cruz de la natividad” es nada
más ni nada menos que un grosero y grotesco fraude emotivo,
injustificable. Un fetiche al que se le pretende adjudicar poderes mágicos.
Realmente, estos boquiblandos hacen y dicen cualquier
barbaridad para engañar a crédulos poco ilustrados. Debe ser
el negocio más próspero de la Argentina.
Asimismo,
no me cabe la menor duda que los “sanadores místicos”
están ejerciendo ilegalmente la medicina, ya que hacen “curaciones” a
través de la pantalla (o en sus oficinas, donde hay que “gatillar” la
visita). “Aleluya, hermano – vocifera el lenguaraz – estás
curado de tus males gracias a la oración”.
¡De Ripley!
Otro ejemplo de barbarie curanderil se evidencia en “Los Hermanos de la
Magia Blanca”. Después de solicitar nombre
y fecha de nacimiento, un “consejero” sugiere a quienes se
comunican con él telefónicamente… ¡cuál es el número que deberá
jugar a la quiniela! En la madrugada del 19 de diciembre se le
vaticinó muy “cristianamente” a un incrédulo que el 741
era su número ganador. ¡Durante tres días no apareció ni a
los premios! Olvidaron decirle al pobre imbécil que solo es posible
ganar no jugando. Por otra parte, ni Jesús ni sus
apóstoles predicaban el escolaso como medio de vida.
El
colmo se dio el sábado 27 a las 01.30 AM. El “hermano”, vestido con
traje blanco (parecía un heladero) habló con alguien de Neuquén, ciudad en la
que estarían ese mismo día. Y después de “adivinarle” algunas
cosillas, le pidió que llevara al aguantadero que tienen en la capital
neuquina: una sábana blanca nueva, 21 velas blancas y tres bidones
de agua mineral, material que le iba a ser de utilidad para destrabar
un embrujo vaudou que le había practicado una prima
celosa, seguramente partidaria de los “tontons macoutes” y
del finado Papá Doc. Y como buen comerciante le ofreció
el Sahumerio disipador de males y el Riego de Gran
Poder (seguramente “agua bendita” antidraculiana), también
para neutralizar males hogareños mediante su aspersión. ¡Quién
sabe a cuánto se cotizan estas chirigotadas!
¿Entregarán facturas oficiales?
Palabra
va, palabra viene, problema que entra y “solución” que sale,
todos los “hermanos” aprovechan para timarlos
espiritualmente con “sanaciones” a enfermedades causadas
por la naturaleza, de males productos del vaudou,
gualichos, mal de ojos, empachos, brujerías y otras yerbas. Asimismo,
y como a la ocasión la pintan calva, promueven la venta
de pequeños crucifijos con diferentes denominaciones según la
“congregación”; aceites y perfumes “benditos” traídos
de no se sabe dónde (seguramente “Cocinero” y agua colonia
de la “Franco Inglesa”); frasquitos herméticos con “tierra
santa sagrada” (se dice que fue recogida en Jerusalén),
y varias huevadas más.
Claro,
siempre he dicho que la inteligencia tiene límites; lo que no tiene
límites es la estupidez… de las personas que por ignorancia se
dejan timar por estos chantunes a los que solo les falta la víbora
alrededor del cuello.
Pasada
la medianoche, por Canal 26 (señal 60 de MULTICANAL) y
Canal 76 CVN (señal 76) comienza el show de estos blabletas
que deben embolsar dinero a raudales, seguramente sin dar cuenta
a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP),
apoyándose en algún subterfugio legal para entidades religiosas. Por
las características de estos envíos televisivos, seguramente no deben (ni
pueden) estar reconocidos por el Registro de Cultos, toda vez
que evidencian ser sectas extremadamente peligrosas. Pero…
estamos en Argentina, el país donde todo es posible si la
ganza pone lo suficiente. El metálico, los machacantes,
todo lo pueden. Si no, ahí tienen el ejemplo de los ex Senadores
justicialistas cometeros.
La
Dirección General del Registro Nacional de Cultos (si
están inscriptos, ¿quién fue el descerebrado que cometió la torpeza
de autorizar estas sectas y bajo que circunstancias y fundamentos?)
debe tomar ya cartas en este asunto y disponer una
investigación a fondo sobre el accionar de esta manada
de lobos con cuero de ovejas. No se trata
de cultos religiosos sino de agrupaciones exaltadas que llevan a
cabo grandes negocios. En una palabra, son mercenarios de la fe. Lo
lamentable es que el visto bueno de su “actuación” en la Argentinas
pudo tratarse de otra de las grandes pelotudeces cometidas por
agentes del Estado poco despiertos o…
Realmente
acongoja e indigna ver como, de manera desenfadada y cautivante, estos
caraduras tratan de adoctrinar a una audiencia indefensa que se
encuentra absolutamente desprotegida y es vilmente
engañada. Lo inefable es que no lo hacen por altruismo,
sino para su beneficio personal. Los brasileños que dirigen “Terapia
de Plenitud…” y pretenden mostrarse como hombres sabios,
seguramente cambiaron el mercado brasileño por el argentino: en
su país ya no había a quien currar. Estos timadores promueven
el aceite aromatizado como algo sagrado y necesario (Proverbios
27:9). Es dable hacer notar que en Proverbios
dice: “El ungüento y el perfume alegran el
corazón” (en la Biblia no se menciona aceite). Pero se
cuida muy bien de no decir que en Proverbios 26:12
se advierte: “¿Has visto hombre sabio en su opinión? Más
esperanza hay del necio que de él”.
Así
las cosas, es evidente que estos parlanchines son
los “hombres sabios” a que alude las
escrituras; los “necios” son los que no les damos pelota y
quedamos mortificados por quienes caen en sus garras ávidas de fortuna.
La única diferencia
entre “Terapia de Plenitud…” y el programa
que hacía Moria Casán por Canal 2, y en el que los
concurrentes se decían barbaridades y hasta se agredían, es que al final
de la “terapia mística” y gracias a la oración, a los aceites y al
perfume, todo queda solucionado. Los médicos, psicólogos y sociólogos han
quedado superados por estos émulos de la lechiguana, presuntamente
reconocidos por el Estado.
Mi
abuelo parangonaba a los falsos predicadores con el whisky:
en el primer momento da fuerzas, pero después deja a la gente más débil y
enervada que antes. Esa gentuza – esto lo digo yo – siempre justifica
sus seguros fracasos con la muletilla: “Hermano, has
orado sin fe y el Señor no alcanzó a oír tus prédicas…”.