No
todo debe ser una cuestión de estilo y color. Las preferencias personales a
veces se deben dejar de lado para dejar paso a cuestiones más importantes para
el bienestar de los hijos.
Por
ejemplo, si se tienen hijos muy chicos (especialmente recién nacidos) no será
conveniente usar largas telas como material para las cortinas. Al estar los
niños en edad de gatear, tienden a agarrarse de cualquier cosa buscando un
apoyo para incorporarse. Esto puede provocar que, al tomarse de la cortina,
toda la estructura que la sostiene se venga abajo, poniendo en peligro al niño.
La mejor opción suele ser mantener las cosas simples, no complicarse
innecesariamente y atender al llamado de sentido común.
Se
debe ser especialmente cuidadoso con cómo se decora una ventana y con qué
materiales se lo hace cuando están situadas cerca de la cama o cuna, o de otro
tipo de muebles (cajones, mesas, etc.). Una ventana cerca de alguno de estos
lugares le dará oportunidad al niño de agarrarse de cualquier trozo de tela que
esté a la vista. Y no hablemos de una superficie apta para treparse y colocada
al lado de una ventana…
Existen
ciertas tonalidades de tela que sirven especialmente para opacar la luz. Son
ideales para las cortinas de los cuartos de los niños, ya que sirven para
regular la cantidad de luz que se deja pasar al interior de los mismos. Se
pueden levantar completamente si se quiere iluminar plenamente el cuarto o
bajarlas paulatinamente para tener más privacidad.
Se
debe estar atento para combinar los tipos de tela que se usen en las cortinas
con el resto de los objetos de la habitación. Se puede usar tela, además de
para cubrir las ventanas, en los asientos de las sillas, en almohadones,
cubrecamas, lámparas o edredones.
Tanto
el color como el estilo deben seguir una lógica común, aunque no demasiado
uniforme. También se deberán variar los distintos patrones y tipos de
decoración en el caso de que estemos decorando para un niño o si lo hacemos
para una niña.
Hay
algunos detalles que pueden realzar pronunciadamente el estilo de decoración.
Elegir un vivo contraste entre los colores utilizados en la decoración es uno
de ellos.
Otros toques de distinción pueden ser pequeños lazos o moños en ciertos lugares
estratégicos (en un mueble o como centro de mesa), u otros adornos hechos con
una tela igual o similar a la usada para decorar el resto de la habitación.
Otra
cosa que debe respetarse siempre en los cuartos de niños pequeños es el
espacio. Dejar despejada una buena parte del ambiente donde el chico pasa buena
parte de su día es fundamental. Por eso, lo que suele hacerse es ubicar los
muebles contra las paredes.
Hablando
de las paredes, este es otro elemento en la decoración al que los padres le
suelen dedicar su tiempo. Pese a que las opciones más tradicionales nos
aconsejan inclinarlos por patrones de globos o animales (osos, elefantes,
etc.), las últimas tendencias van más hacia lo personal.
Dejar que el propio niño sea el protagonista de la decoración de su habitat,
dibujando sobre las paredes de su habitación, termina brindando un toque más
libre y personal, aparte de desestructurar todo el asunto.
Por
último, ante cualquier duda o problema conviene acercarse hasta alguna tienda
especializada en decoración para niños.
Incluso varias de ellas poseen sitios web, como para orientarnos aunque sea
mínimamente antes de cualquier consulta. Combinando algunos de los detalles
enumerados podemos darle a la habitación de nuestros hijos una nueva dimensión.