Cuando
uno tiene veinte años, recién esta comenzando a ganar su propio dinero, después
de finalmente terminar la educación necesaria para desarrollarse en la
actividad elegida.
A los treinta y los cuarenta, el propósito es mantenerse en la buena senda,
planeando los objetivos financieros; tratando de asegurarse el poder mantener a
la familia, educar a los hijos, comprar la casa, el auto y todo lo necesario,
sin dejar de lado nunca la posibilidad de asegurarse el retiro.
A los 50
Para
cuando uno cumple 50, es probable que ya no necesite mantener a los hijos,
quienes tal vez ya se hayan mudado solos, estén ganando su propio dinero y tal
vez hasta estén empezando su propia familia.
Este es también, probablemente y por no tener esos gastos extra que suponen los
hijos, el momento en que tenga mayor disponibilidad de uso de sus ganancias, el
momento en que puede ahorrar mas y gastar menos, el momento en que puede
enfocarse en asegurarse ingresos dignos cuando llegue el momento de retirarse.
Y es el momento de ver si estos ingresos realmente le alcanzarán para vivir
como usted desea hacerlo.
Planeando
Para comenzar a planear el retiro,
y tener un conocimiento más o menos exacto de su situación actual y a futuro,
empiece realizando un estimado de cuales serán sus gastos una vez retirado.
Para esto, evalúe cual será su
estilo de vida en ese momento, no considerando sus gastos en la actualidad -que
son muy distintos de los post-retiro-, sino evaluando qué actividades piensa
realizar llegado el momento.
¿Piensa viajar, tener una casa para las vacaciones, un hobby que pueda
generarle fuertes gastos? ¿Cuánto puede gastar en estas actividades?
Haga un presupuesto, pero siempre teniendo en cuenta que algunos gastos
aumentarán (cobertura médica, por ejemplo) y que otros se reducirán o
desaparecerán (los asociados con su actividad laboral, sin ir más lejos).
Además, tenga en cuenta la situación del país y cómo podría afectar su retiro.
Finalmente, tenga en cuenta sus ahorros y cuánto le durarán, en relación con su
jubilación y el gasto planeado, su expectativa de vida, beneficios sociales,
etc. Por supuesto, usted puede hacer esto por usted mismo, pero puede ser
interesante buscar la ayuda de un asesor financiero, una persona especialista
en este tipo de planificación, que pueda ayudarle a organizarse y,
principalmente, evitar que algún detalle importante se le escape.
Con toda esta información, debería ya tener una idea de si va a lograr su
objetivo o si el dinero no le alcanzará. Si puede ahorrar más o incrementar su
jubilación planeada, trate de hacerlo.
Considerando sus
inversiones y planes
Los
cincuenta son también una buena edad para considerar su inversiones, la forma
en que las está realizando y los dividendos que le están reportando.
¿Qué tipo de inversor es usted?
¿Toma riesgos?
¿Es excesivamente cuidadoso?
¿Se siente cómodo o nervioso con la forma en que se maneja?
¿Pueden inversiones más arriesgadas significarle mayores frutos o, por el
contrario, siendo cuidadoso se asegura la ganancia deseada?
Un aspecto que también es importante en este momento, aún cuando no del todo
agradable, es contemplar sus planes en caso de muerte o incapacidad. Es decir,
tener preparado un testamento, un abogado capaz y con poderes que le permitan a
la persona que usted considere idónea tomar decisiones en caso de situaciones
límite o de que usted no pueda tomarlas por su cuenta, y comunicar todas las
decisiones para estos casos a su abogado.
En fin, tener todo listo para el caso de que lo peor ocurra. Por supuesto, para
todo esto necesitará la ayuda de un hombre de leyes que le aconseje y le guíe
en esta nada agradable pero importante tarea.
Llegando a los 60
La
parte final de este proceso, antes del retiro y del disfrute del duro trabajo,
es hacer un arreglo final de todos los planes realizados en la quinta década de
vida.
Cuando entramos a la sexta, es importante hacer un repaso de todo, asegurarnos
que todo está en orden, conseguir información de cómo será nuestra pensión, de
los montos estimados, teniendo en cuenta los beneficios que obtendremos
dependiendo de en qué momento decidamos retirarnos. También debemos investigar
las opciones de cobertura médica para cuando lleguemos a los 65.
Y finalmente, tomemos en cuenta cómo
serán manejados nuestros fondos y cómo los afectarán los impuestos.
Ahora sí, si hemos tenido cuidado con todo y manejamos el planeamiento
correctamente, deberemos poder retirarnos y vivir cómodamente el resto de
nuestra vida.
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