Todas las
mujeres han soñado alguna vez en su vida con encontrar a ese hombre ideal, a su
príncipe azul. Desde que comienzan a tener relaciones con el sexo opuesto hasta
ya entrada la madurez, anhelan alguien que las salve de la vida rutinaria que
llevan, y que las hagan sentir seguras.
En todas las etapas de la vida,
desde la preadolescencia -donde todo lo relacionado con los hombres es de vida
o muerte- hasta ya entrados los años, las mujeres buscan encontrar el amor de
sus vidas.
Existen muchas fantasías.
Encontrar a un hombre rico que cubra toda las carencias económicas, o a una
persona muy sensual y contemplativa que escuche todos sus pedidos y reclamos,
son los dos sueños más comunes entre las mujeres.
Según las épocas van variando los
deseos. Por ejemplo, antes se buscaba a las personas más cariñosas y
contemplativas, pero en la sociedad moderna y materialista lo que se busca es
que además de esas características el hombre ideal tenga un buen pasar
económico.
Según algunos psicólogos, este
comportamiento de “esperar” al hombre perfecto significa que esas mujeres en
realidad no tienen identidad propia. El logro de su propia identidad se da a
partir del otro, desde que nacen con sus padres hasta la madurez con sus novios
o parejas.
También, y como consecuencia de
esto, se da el tema físico, el verse bien. Por eso en los últimos años los
gimnasios y los institutos de belleza se vieron ocupados mayoritariamente por mujeres
que buscan la perfección. Todo lo hacen para ser vistas y gustadas. Si no lo
consiguen, lo viven como un fracaso.
La idea principal para este tipo
de mujeres es que su pareja debe ser un complemento de ellas, como su otro yo.
Pero lo que en realidad tendrían que pensar es que ambos son dos personalidades
separadas que producen intercambios.
Existen mujeres (y también
hombres) que se la pasan esperando toda su vida a que la suerte les golpee la
puerta, un toque mágico que les cambie la vida. En la sociedad actual se
prepara a las mujeres para que en un futuro tengan hijos, y sean buenas esposas
o novias, y si llegan a estar separadas o son madres solteras ya se las mira
mal.
Los tres pilares fundamentales que
toda mujer espera de sus hombres son: dinero, fama y amor.
También esto afecta a los hombres,
que últimamente buscan a las mujeres por lo que ellos pueden dar y no por lo
que son realmente. A esto muchos psicólogos lo llaman el “síndrome del
servidor”. Son los hombres que proveen
dinero y seguridad a cambio de un poco de amor y sexo de esas mujeres que no
podrían sobrevivir sin que un hombre haga algo por ellas.
También los hombres son culpables
de haber engendrado este tipo de mujeres. Para ellos ya no es importante la
inteligencia o la independencia que tengan las mujeres, sino que lo que buscan
es el cuerpo esbelto y la cara bonita.
Muchas mujeres buscan al hombre
que les dé lo que ellas no pudieron conseguir: desde una mejor posición
económica hasta una personalidad fuerte.
Esto, aunque parezca un síndrome
de las sociedades modernas, viene desde mucho tiempo atrás. Y para buscar
ejemplos se puede recurrir a la literatura: el ejemplo más claro es el cuento
de Cenicienta donde una dama de clase baja conoce a su príncipe azul y su vida
cambia completamente.
Aunque, en realidad, las cosas
fueron cambiando un poco. Mientras que antes las mujeres dependían más de los
hombres, en estos tiempos lo que buscan son parejas que respeten sus tiempos y
que las dejen ser libres para realizar las tareas que ellas quieran. En un
punto no sueñan sólo con tener hijos y formar una familia, sino con poder
realizarse personalmente.
También están las mujeres
escépticas que no creen en príncipes azules o en un Superman que las venga a
rescatar. Sólo quieren conseguir el compañero con quien compartir el resto de
sus vidas, sin importar el dinero o lo exitoso que sean. Sólo buscan alguien
que las acompañe y que tenga buen corazón.
Toda conquista amorosa es un
desafío en sí mismo. Al principio se da un ejercicio de exploración entre dos
personas, y los primeros momentos son un poco artificiales. Por eso, según los
psicólogos, se trata de una etapa narcisista, porque no se puede amar a alguien
al que no se conoce plenamente.
Para los psicólogos las mujeres
que esperan a sus hombres ideales, son en realidad personas muy inseguras a las
que les resulta difícil hacerse cargo de sus propias vidas. Cuando alguien
tiene un proyecto de vida, trabaja lo mejor posible para conseguirlo. Pero
cuando se está a la deriva, se espera que llegue ese toque de magia que los
saque de ese pozo donde están metidos.
Por eso recomiendan iniciar un
tratamiento psicológico, ya que no se puede vivir todo el tiempo esperando
algo, sin ir a buscar.
No es lo mismo una persona pasiva
que una persona que intenta todo el tiempo, y que, aunque se equivoque, aprende
del error. La creatividad es fundamental en esos casos. Perseguir un objetivo y
conseguirlo, pero a través de experiencias creativas.
El problema es que en esta
sociedad consumista, las personas creativas no importan.
En realidad lo único mágico que
pasa en la vida de los seres humanos son los esfuerzos que esos seres hacen
para cambiar su realidad.
¿Cómo saber si una llegó a cierto
grado de madurez?
Aquí le brindamos algunos
parámetros para saber cómo lograr una cierta madurez y no pasarse la vida
esperando que la rescaten:
·
Conocerse a uno mismo, saber bien lo que usted quiere.
·
Lograr un equilibrio entre lo mental y lo sentimental.
·
Lograr autocontrol, no dejarse llevar por los impulsos. Pensar antes
de actuar.
·
Tener identidad propia, aceptarse a uno mismo y a la realidad que la
rodea. No culpar a otros por lo que uno vive.
·
Tener en claro un proyecto de vida. Saber lo que se quiere para un
futuro no muy lejano, y trabajar en pos de conseguirlo.
·
Tener una filosofía de vida. Ser sencilla, madura, espontánea, sin ser
sofisticada. En suma, asumir lo que a una le toca vivir con naturalidad.
¿Cómo saber cuando una está enamorada?
Una a veces no sabe muy bien
cuando está realmente enamorada de otra persona. Por eso es bueno conocer algunos
de los signos que aparecen en la etapa de enamoramiento. Por ejemplo, se da una
especie de trastorno de la atención. Los enamorados comienzan a descuidar sus
tareas habituales y sus mentes sólo están puestas en el otro.
También se idolatra a la persona
que uno ama. Se le atribuye todas las cosas buenas y positivas que a uno le
ocurren. Y por último se da una especie de admiración por el otro. Se lo estima
excesivamente.
Estos síntomas son los principales
de un enamoramiento. Aunque en realidad esto lleva un poco de tiempo, hasta
conocer bien a la otra persona.
Por eso lo recomendable es no
esperar a ese hombre ideal. Muchas veces el amor llega sin que uno lo busque.
Pero mientras tanto uno tiene que seguir adelante con su vida, no puede
estancarse esperando que alguien lo rescate.
Muchas veces esos hombres ideales
que las mujeres buscan, en realidad son varones que tienen muchos amores y
abandonan de un día para el otro las relaciones, sujetos que no tienen
intenciones de casarse y tener hijos.
En cambio hay otros que ya son lo suficientemente maduros, sin importar su
edad, que están lo suficientemente seguros como para entablar una relación
segura.
Por eso lo mejor es saber con
quién compartirán sus cosas, tener seguridad y cierta madurez para distinguir a
esa persona que compartirá la vida con usted.
Pues el príncipe azul sólo existe
en los cuentos de hadas.
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