Los dioses, los dátiles y el antílope

Una recorrida por los dioses olvidados de la Humanidad

Todos los pueblos del planeta han tenido como una
necesidad primordial el hecho de percibir y creer en
un ser superior caracterizado por los más diversos
atributos, pero siempre conservando la calidad de
supremacía, hasta ser desplazado por otro ser más
poderoso, el cual generalmente era introducido por
algún pueblo invasor lo cual trajo como consecuencia
que con el tiempo ciertas deidades cayeran en el
olvido, razón por la cual en este trabajo trataremos
de recordar algunas de estas deidades olvidadas. 

En los albores de la historia encontramos que en la
cultura sumeria existía Enki quien era el dios de la
sabiduría y se le representaba con surtidores de agua
en los cuales nadaban peces que salían de los hombros
de la estatua del dios, al cual se le consagraban seis
dátiles; en la ciudad Sumeria de Urduk se veneraba a
Inanna, la diosa de la estrella Venus y cuyos
atributos eran la lucha y el amor mientras que Enlil
era el dios principal en la ciudad de Nippur, los
habitantes de la región de Diyäla se encontraba el
templo de dedicado a Su’ que era un dios lunar y a
Nini-sina se le admiraba como la diosa de la salud,
sin embargo Nin Khursanga era considerada la gran
diosa madre. 

Vecinos de estas regiones eran los
asirios quienes veneraban a Gidim que representaba al
espíritu superior de los muertos y también
reverenciaban Anin-azu diosa de la medicina. 

En el continente africano, lugar de residencia de la
cultura Bambara en Malí se rinde culto a Chi-wara a
quien se le considera el espíritu que enseñó a los
seres humanos el cultivo de los cereales y cuyo animal
totémico era el antílope.

Para la gran cultura egipcia, una de las diosas menos conocidas era Bast a quien
se le reconocía como la diosa-felina y cuya
importancia fue de tal magnitud que se le llegaron a
dedicar varios días al año para su culto. 

Por lo que al continente americano respecta
mencionaremos que entre los esquimales su máxima
deidad era Sila mientras que los algonquinos adoraban
a Nokomis, la madre tierra que alimenta a todos los
seres vivientes; los chetimachas que habitaban en la
región de los Grandes Lagos en E. E. U .U. rendían
culto a Kut-kahansh o sol de mediodía, este era su
principal deidad en cuyo honor se celebraban danzas
sagradas cada luna nueva.

En Missouri las tribus
Arikaris veneran a Opirikut que es conocida como la
diosa de la fertilidad, para los navajos de Nuevo
México, Ahsountli es el dios creador de los cielos y
de la tierra por lo cual se le reconoce como un dios
andrógeno; los samoyedos consideraban como su máximo
dios a Num y para los andamanes este lugar era ocupado
por Puluga.

A su vez los pampeanos consideraban que
Chachoa era el espíritu bueno y Gualicho traía consigo
al infortunio, finalmente para los chibchas el dios
Chiminigagua es el máximo jerarca y entre los guajiros
a Mareigua se le concedía esa importancia mientras que los quechuas lo consideraban el dios del Trueno.