Esta técnica moderna es útil para disimulas daños dermatológicos
medianamente severos como cicatrices y alopecia.
El instrumento que este proceso utiliza se llama
dermografo, que funciona de manera eléctrica con pilas o corriente de línea, y
tiene un motor pequeño de poca potencia.
Esto puede llevar a un trabajo no muy prolijo por las dificultades que tiene su
armado (ajustar la aguja descartable de una, dos o tres puntas) y produce
ciertas incomodidades en la pigmentación, causante de reacciones inflamatorias.
Aunque hay modelos de demógrafos que funcionan electrónicamente y tienen mayor
potencia.
En la práctica, se usa para la corrección estética
de cicatrices post traumáticas, por enfermedades, post operatorias,
radiodermititis y afecciones del cuero cabelludo.
Como también es un posible tratamiento para patologías con alopecia como las
traumáticas accidentales, consecutivas a enfermedades cutáneas, como
complemento del transplante de cabello, o en placas alopécicas definitivas o
transitorias.
También se aplica al mejoramiento de alopecias
androgenéticas difusas, cuando el paciente desea disimular los “huecos” del
cuero cabelludo y como complemento de la reparación en la operación de
reducción de tonsuras o micro injertos.
Muchos individuos con alopecia areata de la barba y
poco volumen de las cejas, también eligen este tratamiento.
Para someterse a la dermopigmentación es
imprescindible asegurarse que el profesional que lo haga sea experto en este
rubro específico y que tenga buenos antecedentes.
Sin embargo, aunque esto esté asegurado, los riesgos de posibles
sobre-infecciones, de la aparición de soriasis, liquen, sarcoidosis, o lupus,
siempre están presentes.
Los errores técnicos y la utilización de pigmentos inadecuados siempre son
factibles por la poca experimentación de esta nueva técnica y según las
estadísticas, la aparición de alergias es una posibilidad más que cierta.
Las alergias más comunes son al mercurio (rojo), el cromo (verde), al cobalto
(azul), al níquel (por alergia metálica a las agujas), al cadmio como agente
fotoalergénico (amarillo), y por trastornos de la cicatrización.
Nota: si usted ya es alérgico, avise al especialista para que le pida un
estudio para comprobar que no exista peligro de rechazo a los pigmentos que se
implanten.
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