Creo en los seres
humanos; y creo que todos estamos en este mundo para aprender y enseñar, creo
en el valor de los niños y en lo que de ellos podemos aprender por su
actuar espontáneo; en los jóvenes por
su dinamismo y su fuerza al actuar, y en los adultos porque en ellos
está el realizar con madurez ejecutando lo aprendido; creo en la vida porque la
considero una oportunidad de ser feliz.
El Lic. Oscar García, en su columna,
comentó una anécdota muy linda que le contó un amigo suyo, y me permití
compartirla con ustedes.
“Hace algunos días,
saliendo de mi casa, se me acercó un niño pobre, el cual llegó hasta la reja.
Tendría entre 8 o 9 años, la carita flaca, el pelo
sucio la ropa vieja, los pies desnudos, pero lo que más me impactó fue lo que
traía en sus espaldas: colgado de sus hombros a otro niño, que habría sido
apenas un par de años más chico que él, quien no caminaba.
El niño apoyó, con mucho
cuidado, a su “ pequeña carga” en el
borde de la reja, y levantando apenas su cabecita me miró y me dijo:
– Señor¿ me puede ayudar con algo, me puede dar unas monedas, si quiere le barro la cochera, le limpio su coche? Yo
lo mire con cara de asombro por el peso
que llevaba; entonces le di unas monedas y le pregunté ¿ no pesa mucho esa carga que llevas?
Él sin vacilar un momento
me dijo: no pesa nada, es mi hermano y el no puede caminar pero yo lo cargo. Y
sin dudar lo volvió a levantar sobre
sus hombros, me dio las gracias y se fue”.
Cuantas cosas podemos
aprender los adultos de los pequeños, que no tienen malicia y con cariño
hacen lo que tienen que hacer.
El amor de los niños nos muestra el camino a seguir
en nuestro actuar de adultos, actuar que muchas veces hemos endurecido por el
paso del tiempo y la experiencia en la vida.
El actuar de este pequeño
niño me dio una gran enseñanza, pues todos debemos en un momento cargar a
nuestros hermanos, sean quien sean,
hasta que ellos puedan caminar o valerse por si mismos, aún a pesar de que
tengamos que cargarlos en nuestros hombros.
Si todos pensáramos por
un momento quiénes son nuestros hermanos, los que fueron hechos como nosotros por un ser superior y les
ayudáramos a transitar por la vida.
Si recordásemos a
familiares que hace mucho que no vemos, amigos que están solos y necesitan una
mano amiga, a un hermano que los apoye con una sonrisa, con una mirada, con un
escuchar sus problemas, decirles tan solo “ te quiero”, niños que mueren cada
día de hambre de soledad.
Pero pasan los días los
meses y por tanto trabajo nos olvidamos de todo esto.
La paz de la sociedad
depende de la justicia: la felicidad de los individuos depende de que puedan
gozar en paz todas sus posesiones.
Conserva los deseos de tu
corazón. Y escucha el llamado de Dios.
Y recuerda siempre:
DATE SIEMPRE UNA
OPORTUNIDAD DE SER FELIZ.
DA UNA SONRISA QUE NO
CUESTA NADA Y ENRIQUECE TU ALMA
NO HAGAS A OTROS LO QUE NO QUIERES QUE TE HAGAN A TI
Este es el resumen de
todas las leyes morales, de todas las religiones y las filosofías a lo largo de
la historia.
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