Cuando una
persona busca un nuevo empleo lo hace para buscar una mayor proyección y un
mejor sueldo. Pero la diferencia entre atreverse mucho y demasiado puede ser muy
sutil.
Por eso a la
hora de presentarse en un nuevo trabajo cada persona debería hacerse tres
preguntas:
· ¿Puede
prepararse lo suficiente en 30 días?
· Si no tiene
compañeros o subalternos que le enseñen, ¿dispone usted de una red de contactos
lo bastante grande como para que lo ayuden?
· Si está
entrando en una nueva área en la que no tiene experiencia, ¿está seguro de poder
aplicar sus conocimientos previos a las nuevas tareas?
Si usted
responde afirmativamente a estas preguntas entonces podrá aceptar ese nuevo
empleo sin preocuparse.
Si llega a
responder negativamente aunque sea sólo una de las tres preguntas, entonces ese
nuevo empleo le quedará grande.
Pero ¿por qué la gente busca puestos que están fuera de su alcance?
Porque tienen la confianza en su capacidad para lidiar con mayores
responsabilidades si se les presenta la oportunidad, pero quienes consiguen
empleos fuera de su alcance generalmente dependen de la ayuda de otros.
Pero, por
otro lado, a muchos es el miedo al fracaso lo que los frena. Por eso siempre hay
que animarse a más, pero también saber hasta dónde puede llegar uno.
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