Si, ayer esa
personita estaba “suelta” y era como un sándwich de hamburguesa, no faltaba en
ningún picnic. Y justo ahora que la soledad tiene buena prensa, ¡ se le
ocurrió encarcelarse sin consultarnos!
¿Por qué nos sentimos mal
cuando un amigo abandona la soltería?
Porque
a pesar de lo que digan los boleros, la pareja humana pareciera ya no ser más un
ejemplo buscado de “unidad-síntesis del universo, y pilar básico de la
sociedad”, sino que, más bien se la considera una construcción cultural
necesaria pero imprevisible y sobre todo, temporaria.
Y la
seguridad (según dicen) aburre. Los y las jóvenes aseguran tener otros mandatos
más urgentes: triunfar, tener éxito. Y la gente madura que ya naufragó en los
mares del amor, teme que las segundas o terceras nupcias sean una misión
imposible.
Entonces, quien tiene esposo o novia estable desentona, porque todas las
salidas y las invitaciones se planean para individuos y no para parejas.
Por
eso cuando ese hermano del alma se vincula con alguien del otro sexo hay
una sensación inevitable de pérdida. Se pasó al otro bando, sentenciamos.
Si la
definición de “amistad” que legaliza el diccionario castellano fuera cierta,
uno debería alegrarse por la felicidad de nuestro compinche. Pero la realidad es
otra.
Si nos toca ser el Romeo a nosotros, sabemos bien que tarde o temprano
reaparece su mejor amiga buscando a nuestra Julieta para que la acompañe
a cenar, a bailar, de levante, al cine, lo que sea.
0bviamente todo solas.
Julieta se niega con culpa, pero a su vez escucha desde la cocina cómo los
piratas de la barra de Romeo se burlan de él en la puerta de calle,
bautizándolo “sometido”, porque no los sigue como antes en sus “etílicas”
recorridas por pubs, after- offices, juegos de cartas y visitas a amigas con
derecho a roce.
Es
obvio que aquel que tuvo el valor de cruzar el abismo que hoy separa a los
sexos, protagonizó un cambio. Y es natural que su nueva condición
de ser que se entrega a otro en el deseo y en la ternura, lo
muestre distinto, pues ha comenzado a hablar otro lenguaje, y a pensar desde un
lugar de crecimiento y evolución.
El
y ella forman una nueva realidad que no puede ser comprendida totalmente por
nosotros, y nos inquieta verlos tan unidos, perfectos, lejanos, como a papá y
mamá en nuestro recuerdo más primario y primitivo.
Y
si, es un pequeño duelo a resolver entender que el mejor amigo de uno ha
iniciado el viaje del crecimiento. Y ojalá no de marcha atrás nunca y menos por
nosotros.
Por eso me disgusta ese verso de la canción Mi Caramelo, de la Bersuit , en el que el cantante asegura que cambiaría toda la familia que
construyó por jugar a la botellita con su ex amiga. Porque en esa familia
propia que hoy le pesa están sus hijos, pequeño detalle, que la multitud que
acompaña el canto parece obviar.
¿Quieres conocer los Pasos
para Encontrar a la Pareja Perfecta?
Inscríbete ahora en nuestro curso gratis,
imprescindible para todo el que
busca pareja
sin encontrarla, haciendo
clic
aquí.