Si
usted pudiera visitar la “Reserva Especial de la Biosfera Mariposa Monarca”,
presenciaría uno de los espectáculos más sorprendentes del mundo.
Podría admirar
millones y millones de mariposas monarca en apretados racimos colgando de cada
rama y cada tronco de los altos árboles de oyamel. Las vería revoloteando por
los aires como hojas de otoño, cubriendo con sus llamativos colores esta zona
montañosa del estado de Michoacán, en México.
Los pobladores
de la región las han conocido desde siempre. En la mitología indígena se les
asociaba al fuego y al movimiento del sol, se les llamaba “Papálotl” y pensaban
que eran las almas de los guerreros caídos en batalla que después de permanecer
en el sol, regresaban convertidos en mariposas.
Quizá estaban lejos de imaginar que
aquellas “Papálotl” en realidad nacen en un extenso territorio de cuatro
millones de kilómetros cuadrados que se extiende desde el Canadá al sur de los
Estados Unidos, entre la Sierra Nevada, las Rocallosas y los Apalaches.
Allá en
los largos días del verano maduran y se reproducen las mariposas monarca. Viven
unas seis semanas. Sin embargo, la generación que emerge del capullo en
septiembre tiene un destino totalmente diferente al de
sus padres y abuelos.
En el equinoccio de otoño, conforme
los días se van haciendo más cortos y la temperatura desciende, la mariposa
otoñal guarda energías y emprende un viaje de ¡cinco mil kilómetros! hasta
llegar a su refugio mexicano.
Las mariposas pasan así los rigores
del invierno, conservando grasa y energía para lograr sobrevivir hasta la
llegada de la primavera. Cinco meses después emprenden el vuelo de regreso a
casa.
¿Cómo consigue
un ser tan pequeño, tan indefenso, frágil y delicado, realizar y sobrevivir a un
viaje tan titánico?
¿Dónde en su
pequeño cuerpo puede guardar tanta energía?
¿Qué le hace
tan incansable? ¿Es su respuesta ante la crisis de sobre vivencia que representa
la llegada del invierno?
¿Estaremos
también nosotros los seres humanos dotados de ese espíritu para hacer frente a
nuestras adversidades?
¿Nos habrá
dotado Dios también a nosotros de fuerza y sabiduría que debemos aún descubrir?
LO NEGATIVO:
Pensar que debemos sucumbir ante nuestros problemas.
LO POSITIVO:
Aprender la lección de Papálotl. Saber que tenemos fuerza para enfrentar
nuestras adversidades.
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