La mujer y el hombre
envejecen de distinta manera, ante todo la mujer es más longeva y parte de su
ventaja, en cuanto a esperanza de vida es de índole biológica, lejos de ser el
sexo débil, parece ser más resistente a cualquier edad; en la edad adulta al
menos hasta la menopausia ya que las hormonas la protegen de la cardiopatía
isquémica, por ejemplo.
Actualmente en México la
esperanza de vida de la mujer es de más de 80 años, por eso son más mujeres las
que tienen vida más larga, aunque no necesariamente se indica por vida
saludable, porque los patrones de salud y enfermedad acusan marcadas diferencias
entre hombres y mujeres.
La longevidad en las mujeres las hace más proclives a
contraer enfermedades crónicas, relacionadas frecuentemente con la vejez, como
osteoporosis, diabetes, hipertensión, artritis, etc. que reducen notablemente la
movilidad, limita y discapacita las relaciones sociales y la calidad de vida.
Los hombres tienen más
probabilidades de sufrir cardiopatías y accidentes cerebro-vasculares, siendo
las principales causas de muerte, lo que se ha considerado casi como exclusivo
del hombre, y se ha restado importancia al relacionarse estos trastornos con la
mujer.
Género, salud
y vejez
Si bien
algunas diferencias entre mujeres y hombres obedecen a características
biológicas, otras se deben por las funciones y responsabilidades determinadas a
nivel social, es decir, a las divisiones y funciones por género. En el pasado la
mujer no siempre fue más longeva que el hombre.
En Europa y en América del
Norte, la brecha recién se inició a medida que el desarrollo económico y los
cambios sociales fueron eliminando algunos de los riesgos más importantes para
la salud femenina, gracias a un control natal y mejoras laborales, lo que llevó
al hombre a asumir más riesgos ocupacionales, conforme la industrialización se
propagaba a otros países.
Resultado: las defunciones
masculinas por accidente de trabajo son más numerosas en hombres que en mujeres.
Los factores relacionados
con el modo de vida, combinados con los riesgos ocupacionales, han contribuido a
mayor número de muertes prematuras entre hombres, más en sociedades
industrializadas.
La
discriminación por razones de género
En algunas sociedades, la
ventaja biológica de la mujer se ve reducida por su desventaja social; en todos
los países las desventajas de ingresos y riquezas en las etapas tempranas de la
vida hacen que, en la vejez, las mujeres tiendan a ser más pobres que los
hombres, su presencia está concentrada en trabajos menos remunerados y con menor
reconocimiento, esto se debe a que la mujer interrumpe con más frecuencia su
carrera para atender a la familia, ya que rara vez la mujer se libera del
trabajo doméstico y esa carga doble tiene su costo en la salud; aún en los
países desarrollados la mujer depende más de su familia.
Claro está que hay más
probabilidades de viudez en las mujeres, ya que casi todas se casan con hombres
mayores que ellas, por eso la mujer ve como perspectiva en su futuro el estar
sola los últimos años de su vida, esto repercute en su calidad de vida al
ser limitados los ingresos, factor vinculado a la soledad, pobreza y
aislamiento.
El Organismo de las Naciones
Unidas insta a los países a revisar los marcos jurídicos para eliminar la
discriminación entre hombres y mujeres, para que haya un derecho igualitario a
la educación y que se eliminen prácticas tradicionalmente negativas y
desfavorables para la mujer, que permitan establecer una trayectoria de vida más
propicia para un envejecimiento saludable y activo, poniendo más atención a las
cuestiones urgentes que hoy enfrenta la mujer adulta mayor.
El análisis por género
estudia el origen de las diferencias biológicas, las desventajas y la
desigualdad entre la mujer y el hombre y se propone mejorar la calidad de vida
de ambos conforme envejecen.
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