Durante la perimenopausia, es común es que
se produzcan importantes fluctuaciones hormonales, haciendo que la detección por
medio de las hormonas se vuelva prácticamente inútil, por no poseerse parámetros
claros que puedan permitirnos llegar a una conclusión realmente determinante.
Parte de las complicaciones conque nos
encontramos cuando hablamos de perimenopausia es que no existe ningún tipo de
parámetro claro y seguro que pueda permitirnos definirla. Todos sabemos que es
la menopausia, sabemos que se puede definir, como se puede definir y no hay
demasiado que la medicina actual no conozca.
Pero la perimenopausia es difícil de
definir, casi imposible de describir con precisión y tampoco es sencillo
transmitir lo poco que se sabe sobre ella.
En las asociaciones de medicina del mundo
tienden a describir a la perimenopausia como una especie de periodo de
transición en la vida de la mujer, no mucho más que eso.
Según ellas, este periodo de transición esta
principalmente marcado por una declinación
en la fertilidad de la mujer y su capacidad de reproducción.
Pero también se habla de un periodo de años
anterior a la menopausia propiamente dicha, que esta marcado por el comienzo a
nivel endocrinológico, biológico y clínico de los cambios de la menopausia. O
sea, cuando se empiezan a notar los efectos que esta tiene sobre la forma en que
funciona el cuerpo.
Teniendo en cuenta esto que hemos estado
diciendo sobre los borrosos límites que se encuentran en este tema, y la falta
de un estándar que pueda medirse fácilmente y en base a eso sacar un orden
general que nos permita llegar a tener una forma de realizar la identificación
de este periodo de forma certera; solo queda una manera de poder determinar, al
menos con un cierto nivel de seguridad (que no va a ser perfecto ni mucho menos,
pero que al menos nos dará la chance de poder hacer algún tipo de diagnostico)
si la mujer esta ya en un periodo de perimenopausia.
Y esta forma de la que estamos hablando es,
por supuesto, hacer un pequeño relevamiento de los síntomas y ver si se condicen
con los que son esperables en esta situación. De serlo, sabemos que
probablemente hayamos entrado en este momento. Esta es la única evidencia
confiable que podemos encontrar con cierta facilidad.
Muchos de los síntomas de la perimenopausia
son muy parecidos a algunos de los de la menopausia. Veamos un poco algunos de
los que podemos encontrar de forma más común.
Periodo impredecible
Lo
primero que notaremos, y que se hace casi imposible de no notar es que el
periodo se vuelve prácticamente impredecible. Nunca sabremos bien cuando es que
se tiene que presentar o nunca lo hará en el momento en que debería hacerlo.
Esto no se da en absolutamente todos los casos de mujeres perimenopausicas, pero
si en aproximadamente un noventa por ciento de los casos, con lo cual podemos
darnos cuenta de que importante puede llegar a ser como vara de medición del
momento en que nos encontramos y que es lo que estamos atravesando.
Las irregularidades son, por lo tanto, lo más común que podemos encontrar y
cuando comiencen deberíamos preguntarnos si es que hemos llegado al momento del
que estamos hablando.
Estas irregularidades menstruales no se limitan, por supuesto, a los tiempos
entre periodo y periodo. Lo más notable puede seguramente ser un periodo que no
llega en el momento en que se lo espera, que tarda un tiempo más o un tiempo
menos, o que directamente nunca aparece; pero también puede ser un periodo mucho
más importantes o mucho menos importantes de lo que es habitualmente la cantidad
normal que sufrimos.
Estos violentos cambios en el funcionamiento normal de nuestro periodo (para los
que no importa demasiado si siempre hemos sido como un reloj para el mismo.
Es más, seguramente si este es el caso será mucho más notable el cambio que
notaremos) se debe aparentemente, según lo que dicen los estudios, a las
fluctuaciones que se producen en los niveles de hormonales relacionadas con los
ovarios, así también con cambios en la frecuencia con que se produce la suelta
del huevo.
El termostato interno
enloquecido
Otro de los síntomas que aparecen durante este momento y que se mantienen al
menos en parte durante todo el proceso de paso por la menopausia es un
funcionamiento bastante extraño de nuestro termostato interno, un procesamiento
de las sensaciones relacionadas con la temperatura que no es para nada correcto.
Golpes de calor, sudores nocturnos, escalofríos, enrojecimientos (como cuando
sentimos vergüenza) son algunas de las cosas que se producen por causa de estos
cambios en el funcionamiento del “termostato”.
La teoría más ampliamente sostenida es que estos síntomas relacionados con el
funcionamiento vasomotor del cuerpo se deben principalmente a que los niveles de
estrógeno en el cuerpo se van modificando de forma muy veloz, produciendo todos
estos síntoma que hemos estado describiendo hasta este momento.
Problemas con el sueño
Es
típico de este periodo el tener problemas para dormir, incluyendo el despertarse
continuamente, el despertarse mucho antes de lo habitual y no poder volver a
dormirse, sufrir de insomnio, problemas para quedarse dormido y, por supuesto,
la incapacidad para lograr tener patrones de sueño que posean una cierta
regularidad que nos permita adaptarnos a ellos.
– Cambios
urogenitales
También en lo físico, en lo que concierne a los genitales principalmente, se
pueden notar algunos cambios que son muy buenas marcas para darnos cuenta de si
estamos en un estado perimenopáusico.
Lo primero que con toda seguridad vamos a notar es que la vagina ya no se
encuentra tan lubricada como antes, que sufre de una cierta sequedad. Con esto
también viene aparejado un cierto nivel de irritación en el área.
También aumentan en un alto porcentaje las ganas de orinar que tenemos, la
cantidad de veces que tenemos que ir al baño porque ya se hace insostenible la
situación.
Todo esto se debe principalmente, según marcan algunos estudios que se han
hecho, a que se produce en este momento de la vida un adelgazamiento de los
tejidos que se encuentran alrededor, tanto de la vagina como de otros órganos
que cumplen funciones que se relacionan con la reproducción.
Pero, ¿a qué se debe este adelgazamiento que se produce en los tejidos? ¿Cuáles
son los motivos por los cuales los tejidos relacionados con la reproducción
pierden grosor y presencia?
Como mucho de lo que hemos estado diciendo hasta este momento, la teoría nos
indica que esto se debe a los cambios que se producen en los niveles de
estrógeno, con más precisión a la reducción en estos.
Al haber menor cantidad de esta hormona (que se relaciona con la reproducción
también) en el organismo, aparentemente los tejidos reaccionan de una manera
similar y pierden capacidad para cumplir de forma correcta sus funciones.
Pérdida ósea acelerada
Otra importante marca de la perimenopausia es lo que sucede con nuestros huesos.
En este momento es muy común que haya una importante perdida de la densidad de
los huesos, muy pronunciada, con el consiguiente debilitamiento y envejecimiento
de los mismos. Es por esto que muchas mujeres de esta edad tienen huesos de
mujeres mucho mayores.
Lo más problemático con esto es que la mayor parte de las mujeres jóvenes no
piensan que esto pueda estarles sucediendo, por lo que no se hacen ningún tipo
de control ni toman ninguna medida para evitarlo.
En general, esta perdida de densidad de los huesos aparece aun antes de que
comiencen las irregularidades en la menstruación, por lo cual suele pasar
bastante desapercibido, a menos que por algún motivo se este buscando
específicamente un problema de este tipo.
Esto suele tener como resultado que estas mujeres terminen siendo diagnosticadas
con una osteoporosis avanzada, la cual es una enfermedad que vuelve a los huesos
muy quebradizos y que puede avanzar muy rápidamente en aquellas mujeres cuyos
niveles de estrógeno están muy bajos.
Otros síntomas
Hay
otras dos circunstancias que suelen asociarse de forma muy rápida (y tal vez
demasiado liviana) con la perimenopausia. Por un lado tenemos los violentos
cambios de humor de un momento a otro y sin previo aviso y por otro lado podemos
encontrar la perdida de memoria y de la capacidad de retener pequeños detalles.
En realidad no existe ningún estudio médico que pruebe sin lugar a ninguna duda
que estos síntomas que se padecen se encuentran asociados a los cambios
hormonales que se están produciendo.
Es más, muchos expertos afirman que estos cambios de humor (muy especialmente
las depresiones repentinas y muy fuertes, pero de corta duración) seguramente
están más relacionados con los problemas para dormir y otros factores que no se
relacionan directamente con los cambios en la fisiología de la mujer.
Igualmente, como vemos, todo eso también esta relacionado, así que también
sirven como alerta sobre este tema.
Igualmente, algunos tratamientos que incluyen la utilización de suplementos
alimentarios con estrógenos parecen haber sido bastante efectivos en
contrarrestar los cambios de humor y la perdida de memoria, en especial en
mejorar el humor de aquellas mujeres perimenopáusicas que son propensas a sufrir
de depresiones.
La relación entre los niveles de estrógeno (que se reducen por cuestiones
naturales a esta edad y no por un problema especifico de salud) y el estado de
animo no ha sido científicamente probada todavía, pero muchas de las
investigaciones actuales se están dirigiendo en esa dirección, para tratar de
demostrarlo o definitivamente dejar de lado estas teorías.
Por el momento se pueden seguir usando estos suplementos vitamínicos para tratar
de lograr la estabilidad emocional que permita evitar los cambios de humor.
Falta de impulso sexual
Otra cosa que sucede durante estos años es que se produce una reducción
importante del impulso sexual, lo cual puede tener un motivo claro en el hecho
de que también se reducen las capacidades de reproducción. Y el sexo, después de
todo, tiene como principal función asegurar la continuidad de la especie.
Pero hay toda otra serie de motivos que pueden producir esta reducción en el
impulso sexual. Por un lado, los cambios hormonales (y no solo en el estrógeno
sino también en muchas otras hormonas) pueden ser una de las causas.
Pero, además, los cambios de los que hablábamos anteriormente con respecto al
funcionamiento urogenital producen incomodidad, molestias y hasta dolores, todo
lo cual, obviamente, puede influir muy negativamente en la necesidad de la mujer
de tener sexo.
Como podemos ver, aparentemente la mayor
parte de los síntomas de la perimenopausia se relacionan de forma bastante
directa con la baja cantidad de estrógeno en el organismo; o bien con los
cambios constantes y violentos en sus niveles.
Esto se da principalmente en los síntomas menores, los cuales también pueden
incluir dolores de cabeza. Por supuesto, la sensación general cuando se tienen
estos síntomas, especialmente cuando se tienen varios a la vez (lo cual tiende
inevitablemente a suceder, especialmente a medida que pasa el tiempo), es de un
malestar importante.
No es tampoco que en cuanto se reduce el estrógeno comienzan estas sensaciones,
sino que lleva un tiempo, durante el cual es más que probable que ni siquiera se
nos pase por la cabeza la posibilidad de que estemos ya en un estado
perimenopausico y acercándonos velozmente a la menopausia. La falta de
información,
por supuesto, colabora para que esto sea así.
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