Acerca de la adopción

Respuestas a las dudas que tienen todos los padres antes y después de adoptar a un hijo

Habría que preguntarse si existe el hijo adoptivo y el hijo biológico como categorías independientes de la discriminación social. La diferencia lingüística es poco propicia, sólo existen padres e hijos; lo único que interesa en este vínculo es que los padres puedan ejercer con amor y responsabilidad su rol.  

Hablar de adopción es hablar de un nuevo modo de dar a luz, es hablar de la unión entre un anhelo de amar y un anhelo de ser amado, de proteger y ser protegido, de crecer y ser conducido, de cuidar y ser cuidado, de ser padres y tener padres.  

Entonces, ¿qué es lo que hace que la adopción sea vivida, en muchos casos, como una situación traumática y conflictiva ? 

La idea de adoptar puede producir, en un principio, muchas resistencias, pues implica aceptar el fracaso de no poder procrear y reconocerse como una persona o una pareja estéril, aceptar que quienes nos rodean comienzan a tratarnos como diferentes, como “los pobrecitos” que no pueden tener hijos.  

Es difícil aceptar las limitaciones personales, aceptar el duelo de una panza que nunca va a “crecer”, de una “dulce espera” que nunca se atravesará, de un vientre que siempre estará vacío, sin vida.  

Por otro lado, aceptar que tras todo niño adoptivo hay otra mujer que lo concibió y que lo ha abandonado es revivir de alguna manera nuestros propios miedos infantiles a ser abandonados.

Por último, suelen estar presentes el temor a lo diferente y el temor a la discriminación. ¿Qué sucedería si el hijo adoptivo tiene un color de piel diferente, o rasgos muy disímiles?. 

Sin embargo, cuando el deseo de ser padres se impone y se fortalece, ya no importan ni los rasgos ni el color de piel diferente. Finalmente se comprende que la incapacidad biológica no imposibilita la capacidad paternal.  

¿Por dónde comenzar? 

Es conveniente que la adopción sea concretada cuando ambos cónyuges son los que desean la llegada de un hijo, cuando los dos están dispuestos a aceptar las alegrías, tristezas y conflictos que implica ser padres.  

Algunos hombres inmaduros, por ejemplo, temen perder su lugar en la pareja, dejar de ser “los mimados”, y no poder acomodarse al nuevo equilibrio familiar. Estas emociones van mas allá de la adopción, tienen que ver con el compromiso que significa convertirse en padres.  

En otros casos, se deposita en un hijo la esperanza de solución a los problemas de pareja. Es muy importante que los futuros padres tomen conciencia de estos conflictos e intenten encarar su solución antes del ingreso de un hijo a la familia.  

¿Qué sucede cuando luego de la adopción se produce el embarazo?  

Muchas veces la mujer queda embarazada luego del ingreso del niño adoptivo en la familia. En donde no funcionaron decenas de tratamientos pudo funcionar la alegría de ejercer el rol materno que eliminó todas las barreras psicológicas que obstaculizaban el embarazo. 

Cuando esta situación se produce, los padres temen que se señale al hijo adoptivo como diferente, que sólo el nuevo hermanito se parezca a ellos. Tienen miedo de que el hijo adoptivo también reconozca la diferencia, de que los celos, el resentimiento conviertan al hijo en un ser conflictuado. 

Los padres tienen que comprender que no todos los hijos son iguales, y que a cada uno se lo quiere por lo que es, independientemente de su condición de hijo adoptivo o de hijo biológico.  

¿Cómo y cuándo decirle al niño que es adoptivo? ¿Es necesario? 

Decir la verdad sobre el origen del niño siempre es conflictivo para la mayoría de los padres adoptantes. Existen muchos miedos: a producir en el niño un sufrimiento innecesario, a que el niño desee conocer a sus padres biológicos, a que la sociedad lo discrimine.  

Las parejas que deciden ocultar al niño su historia no sólo temen por el hijo, sino por poner en juego ante los demás y ante sí mismos su lugar de padres. 

Es importante señalar que no es negar los sucesos lo que nos ayuda a superarlos. Sólo teniendo conocimiento de los mismos podemos enfrentarlos.  

Respecto del cuándo y el cómo comunicar la verdad, es conveniente abrir la comunicación desde temprano, a partir de comentarios sencillos acerca de la vida cotidiana (mujeres embarazadas, perras preñadas, amiguitos del otro sexo).  

Los niños deben recibir información acorde con su edad y sus inquietudes; en un lenguaje sencillo y comprensible. No hay que apresurarse. 

¿Qué hacer si nuestro hijo quiere conocer a sus padres biológicos? 

Ante todo hay que desechar el miedo, las elucubraciones y las fantasías que esta situación produce en los padres adoptantes. Los padres adoptantes deben pensar que los progenitores de su hijo son personas en conflicto y no necesariamente delincuentes, y que el abandono no fue un acto perverso sino resultado de la imposibilidad de cuidar de él. 

Si esta necesidad existe en nuestro hijo, lo importante es acompañarlo en la búsqueda. Los hijos que fueron cuidados y protegidos, y que mantuvieron una buena relación con sus padres no suelen tener la necesidad de conocer a sus padres biológicos. 

¿Cuáles son los requisitos para adoptar? 

Esto depende, por supuesto, de la legislación vigente en cada país. En Argentina, por ejemplo, no importa el estado civil de la persona: se puede adoptar siendo soltero, casado, viudo, separado o divorciado. Las personas casadas pueden adoptar si lo hacen conjuntamente.

En todos los casos se debe acreditar residencia en el país en cuestión por un período determinado y se debe cumplir con exámenes psicofísicos, económicos, etc.

Algunas legislaciones establecen edad mínima y máxima para adoptar y además, suelen exigir una diferencia de edad determinada entre adoptante y adoptado. 

¿Es posible la adopción internacional? 

La adopción no se ha mantenido ajena al fenómeno de la globalización y ha trascendido los límites nacionales. A veces las listas de espera en nuestro país de residencia son interminables, los trámites infinitos, y la espera se prolonga más de lo deseado. La adopción internacional constituye una alternativa cada vez más frecuente.

Dos elementos son fundamentales en este tipo de adopción. En primer lugar, tener en cuenta que lo ideal para el niño siempre es vivir en su país de origen y mantener su cultura, su idioma. 
 

Si la transculturación es inevitable, lo recomendable es que los padres se informen de las características del entorno del niño; que aprendan su idioma o algunas palabras para que no se sienta solo; que conozcan sus costumbres, las comidas típicas de su país, etc.  

Todo esto ayudará a evitar el sufrimiento del niño ante el desarraigo y aportará elementos invalorables a la comunicación entre los padres adoptantes y su hijo.  

En segundo lugar, no es conveniente afrontar el proceso solos. Es recomendable charlar con papás que ya hayan adoptado de esta forma, consultar con especialistas.  

Hay muchos grupos de padres que funcionan como “familias guía” y que no sólo pueden aportar su saber y experiencia acerca de los requisitos o los trámites que se deben realizar, sino también pueden acompañar y contener a los futuros padres adoptantes en la búsqueda. 

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