Marcel Proust, universalmente conocido por a su novela “En busca del tiempo Perdido”, fue un hombre rico y de buena familia. Tenía una mansión por casa. Y sin embargo se sentía “miserable, totalmente desamparado ante la vida”.
¿Cuál era la razón? Una terrible enfermedad que lo mantenía literalmente postrado en cama. Padecía de inusitados ataques, repentinos y potentes que lo ahogaban literalmente en tos. Inútilmente trataba de librarse de una secreción viscosa que parecía llenar sus pulmones.
“La enfermedad, como un inexorable director de conciencia, me hace morir para el mundo” escribió en una ocasión. ¿Qué hacía ante una situación tan desesperada? ¿Consultaba a los doctores? ¡No!, sencillamente se negaba a verlos.
De todas maneras no le hubieran servido de mucho, debido a que a principios del siglo pasado, se sabía muy poco sobre el asma de origen alérgico.
El escritor francés se fue convirtiendo paulatinamente en un hombre excéntrico. Su habitación permanecía totalmente oscura, y no permitía jamás que se limpiara el polvo.
Estaba lejos de saber que sus ataques de asma eran causados por unos diminutos seres, cuya clasificación científica responde al impronunciable nombre de “DERMATOPHAGOIDES PTEROYSSINUS”, y que bajo el microscopio tienen la apariencia de animales antediluvianos. Se les llama “ácaros del polvo doméstico”.
Así perpetuaba el mal que hacía su vida miserable. Cualquier doctor hoy en día, le pedirá limpiar lo mejor posible el cuarto de los asmáticos, asolear el colchón de su cama y hasta cambiar diariamente sus sábanas.
El no sabía que con lo que hacía, literalmente contribuía a su destrucción. Sin embargo, hay decenas de personas que se condenan a una vida miserable y no pueden disculpar su comportamiento bajo el argumento de la ignorancia.
¿Qué hace que algunas personas rehuyan una capacitación que les haría prosperar? ¿Qué impulsa al bebedor consuetudinario a rechazar la ayuda de organizaciones como Alcohólicos Anónimos? ¿Por qué se desperdicia el tiempo en odios, rencores o nimiedades?
¿Se ignora acaso que al hacer estas cosas proporcionamos refugio a los “microbios” que harán miserable nuestra vida?
LO NEGATIVO: Actuar de manera que nos autodestruyamos.
LO POSITIVO: Eliminar de nuestras vidas aquello que sabemos que nos perjudica.
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